miércoles, 31 de octubre de 2012

096 - Otro Voto en Favor de la Juventud

(Publicado en la revista de cultura y política La Tecl@ Eñe – Año XI Nro. 55 correspondiente al bimestre noviembre – diciembre de 2012)

OTRO VOTO EN FAVOR DE LA JUVENTUD

Decíamos en artículos anteriores, publicados en la revista digital de cultura y política “La Tecl@ Eñe”, que los jóvenes indignados del mundo vienen reclamando con cierta insistencia por democracias más participativas en sus países de pertenencia. Muy por el contrario, en la actualidad nuestros adolescentes argentinos concurren a audiencias públicas realizadas en la Cámara Alta del congreso nacional con el fin de exponer sus puntos de vista sobre la ampliación del voto a los menores de más de dieciséis años de edad. Agrupados en centros de estudiantes, en organizaciones juveniles o militando en algún partido político, la juventud asistió con entusiasmo al salón Arturo Illia y debatió en la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado de la Nación esta posibilidad de aumentar sus derechos ciudadanos, que consideran una legítima conquista.

En primer término, queremos destacar lo relevante que es para los adolescentes el poder reunirse detrás de un proyecto, de una causa común; que otra vez los seduzca eso de grupal que tiene la política. Como siempre, seguimos hablando de la posibilidad de lograr un verdadero cambio de época, de romper con la era del vacío y terminar con el individualismo posmoderno como única propuesta para la juventud. Basta de pibes encerrados en sus casas o en sí mismos; basta de chicos atomizados, pues se trata de decir no a la desmotivación comunitaria y social. Adolescentes de las más diversas extracciones ideológicas opinando y participando es una hermosa oportunidad para rejuvenecer la política. Significa tanto la inclusión en la vida ciudadana como así también el derecho a participar y, por qué no, incluso a equivocarse.

Todo parece encaminarse hacia la aprobación pluripartidista de la ley, pues el proyecto que habilita el voto juvenil fue recientemente aprobado por un total de cincuenta y dos senadores —con sólo dos abstenciones y tres votos en contra— pasando luego a la Cámara Baja para su correspondiente tratamiento. De mantener los diputados esta ampliación de ciudadanía, votar en las elecciones nacionales será obligatorio para los adolescentes de 16 y 17 años (tal como lo dispone el art. 37 de nuestra Constitución Nacional), aunque no serán objeto de multas en caso de que no concurran a sufragar. En síntesis, ha primado entonces el criterio de aquellos legisladores que defendieron el carácter voluntario de este derecho al voto sin la aplicación de sanción ninguna para el casi millón y medio de jóvenes que se incorporarán al padrón electoral.

En estos tiempos caracterizados por el individualismo como signo de indiferencia, por la globalizada era de la fluidez y del aburrimiento juvenil, pensamos que es este un avance en el sendero que lleva a la consolidación de los adolescentes como sujetos activos y plenos de derechos. El Estado y las instituciones deben asumir el compromiso de acompañar a los sectores juveniles de la población para introducirse cada vez más en la vida comunitaria. Estar a favor de la participación de los pibes en la política los forma como ciudadanos —no sólo como meros consumidores— ampliando la esfera democrática del país todo. Así, este proyecto de ley brinda la posibilidad de participar a los jóvenes que quieran hacerlo y otorga la libertad de no sufragar a quienes no lo deseen. Estamos claramente ante una concreta apuesta inclusiva.

Por su parte, creemos que sería de suma importancia que, de aprobarse esta ley —al parecer en el curso del presente mes de noviembre de 2012— se profundicen luego los contenidos pedagógicos referidos tanto a la instrucción cívica y democrática, como a las responsabilidades derivadas del derecho al voto. Sería más que interesante poder trabajar grupalmente en los colegios con pibes participando y cooperando entre sí, en pos de ir incorporándose con la máxima naturalidad a las ideas y convicciones políticas. Y sobre todo, aprendiendo desde temprana edad a respetar a los que piensan distinto para así generar debates serios y profundos. Toda tarea grupal es esencial y altamente enriquecedora. Concluimos diciendo que aquello que sume actores al proceso de decisiones institucionales debe ser gratamente aceptado y siempre bienvenido.

RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com