(Publicado en la revista de cultura y política La Tecl@ Eñe - Año XV Nro. 74 correspondiente al mes de junio de 2016)
EN DEFENSA DE LA EDUCACION
Hace un par de meses atrás dijimos (en el Nº 70 de La Tecl@ Eñe – “Proteger las Conquistas para Niños y Jóvenes”) que teníamos que estar atentos —ante la política de fuerte ajuste proveniente de las autoridades ejecutivas del país— a la respuesta a dar por la juventud en resguardo de sus derechos y garantías. La reacción no tardó en llegar: el 12 de mayo pasado se produjo una marcha universitaria histórica que desbordó el centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Esa multitudinaria movilización fue la culminación de una semana de paros y jornadas de protesta de los estudiantes, que incluyeron clases públicas dictadas en plena calle. Todo ello con la adhesión de los docentes y de muchos padres de esos jóvenes, que se sumaron a sus legítimos reclamos. La consigna que los encolumnó fue: Contra el ajuste defendemos la universidad pública, exigiendo además el aumento de los sueldos de los profesores y el pedido de un boleto educativo.
Cabe destacar que esta movida estudiantil se extendió a lo largo y a lo ancho del país, en defensa de las conquistas obtenidas en los últimos años y de las políticas de inclusión en materia educativa. Las universidades nacionales se convirtieron en el sustento de muchos de los logros en el terreno del desarrollo tecnológico y científico, que creemos deberían continuar protegiéndose y sosteniéndose ante los avances de un mundo híper y mega globalizado que desafía los intereses nacionales.
Son muchas las altas casas de estudio que abrieron sus puertas a miles de chicos en el curso de este nuevo siglo XXI, con la particularidad de que un alto porcentaje de sus alumnos ingresantes son los primeros miembros de sus familias —generalmente de hogares humildes y de clase media-baja— que llegan a la universidad. La suspensión de los pagos a profesores, para laboratorios, de fondos para becas y comedores, para compras de papel, etc. atentan claramente contra todo régimen público inclusivo.
Esta sólida protesta contra el ajuste presupuestario, a la que se le sumó una marcha y movilización impactante en defensa de la educación pública, no significa otra cosa que la promoción de un orden general más justo y equitativo. Cuando de nuestros pibes se trata, el tema de lo inclusivo es la cuestión social por excelencia, por lo que debemos persistir en el combate por encuadrar y domesticar a las regulaciones del libre mercado mediante planificaciones en favor de la juventud.
Como resultado de esa demostración estudiantil, la mayoría de los gremios docentes universitarios ya consiguieron firmar en la paritaria un aumento salarial del 35%, cifra que elevó en diez puntos la oferta inicial del gobierno. Además, a los fines de poder monitorear el futuro ritmo de la inflación se incluyó una cláusula de revisión del acuerdo para fines de septiembre de 2016, como así también que dentro de diez meses sea la próxima negociación, en febrero del año que viene.
La lucha por la defensa de la educación pública sigue su agenda. Ya se ha convocado a una marcha a realizarse el próximo 15 de junio por el 99º aniversario de la Reforma Universitaria, para continuar batallando por la derogación de la Ley de Educación Superior, por el envío de más fondos, por el boleto educativo gratuito y por la situación de los profesores que se desempeñan ad-honorem y los docentes contratados. Nuestros jóvenes y adolescentes continúan de tal modo comprometidos.
Ahora se espera un próximo paso referido al refuerzo presupuestario que aún no ha llegado a las universidades nacionales, el que resulta esencial en estas circunstancias para afrontar los aumentos desmesurados en las tarifas de los servicios públicos. El presupuesto aprobado el año pasado no contempla ni el duro tarifazo, ni la inflación, ni la devaluación monetaria. La capacidad de respuesta de los estudiantes debe seguir atenta para que no se pierdan los logros hasta hoy alcanzados.
Frente a los desafíos que puntualmente cuestionan y ponen en entredicho la dignidad de la infancia y de la juventud, esta hora nos reclama continuar implicados en la compleja realidad que lleve hacia sus mejores conquistas. La idea es seguir profundizando las decisiones públicas de ciudadanía de nuestros niños, niñas y adolescentes, con la presencia y la participación de ellos mismos junto a las restantes organizaciones y fuerzas comunitarias, políticas, económicas, sociales y culturales del país.
Venimos señalando desde hace tiempo la importancia de los planes y los programas referidos a los niños y adolescentes, los que hoy comienzan a estar en riesgo de ser inutilizados o eliminados. Ejemplos de ellos son el Plan Progresar, Conectar Igualdad, el Plan Fines, la Plataforma Educ.ar, el Programa Nuestra Escuela, el Plan Nacional de Lectura, entre muchos otros. La defensa de los mismos también tendrá que provenir de la unión y de la movilización de nuestros jóvenes.
Seguimos apostando por una adolescencia cada vez más consustanciada con la sociedad en la que vive, promoviendo proyectos tendientes al bienestar de la comunidad y colaborando para resolver los problemas de los más necesitados y que menos tienen. Y sin olvidar, desde ya, la condición de sujetos activos de derechos de los niños y jóvenes; personas en pleno desarrollo que deben enfrentarse hoy no sólo a una Aldea Global hostil sino también a una América Latina más debilitada.
RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com
viernes, 27 de mayo de 2016
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