(Publicado en la revista de cultura y política La Tecl@ Eñe - Año X Nro. 49 correspondiente a noviembre - diciembre de 2011)
JOVENES DEL MUNDO GLOBAL… ¡UNIOS!
Desde hace bastante tiempo venimos interrogándonos sobre cómo incide en la juventud del siglo XXI la hipermoderna concepción de Aldea Global, donde todo parece escurrirse rápidamente mientras supuestas fuerzas anónimas operan mundialmente en una vasta tierra de nadie. Y una respuesta muy concreta la están dando los jóvenes, enfrentándose al poder planetario concentrado en un número de voluntades cada vez menor y a la mano invisible de los mercados. El grito de indignación ya se escucha en casi un millar de ciudades, desde que en Occidente el movimiento 15-M español salió a las calles de Madrid manifestándose en contra del régimen del peor capitalismo —que sirve a una élite económica a costa del empobrecimiento de una vasta mayoría de la población— y reclamando una democracia más participativa.
En Europa, quienes apoyan a los indignados españoles hoy gritan sus consignas exigiendo trabajo en vez de emigración, mejor educación y más inclusión. Tal el caso de las voces que se levantan en Grecia, Bélgica, Francia, Portugal, Italia, Gran Bretaña, y así siguiendo. El denominado primer mundo ha intentado construir una juventud sincrónica, que viva sin objetivos trascendentes y sin ideales propios; en un modelo que tiende a disminuir el sentimiento de pertenencia a un grupo y que acentúa el fenómeno de exclusión. La respuesta ante tal pretensión del megacapitalismo es el contundente inconformismo de los adolescentes, expresándose en multitudinarias manifestaciones contra los feroces ajustes económicos y la injusticia social. Jóvenes que intentan erigirse en ciudadanos libres, fortaleciendo su capacidad de actuación y de organización de encuentros.
Veamos como ejemplo el caso de Israel, donde el movimiento de indignados marcó un récord de convocatoria con marchas en Tel Aviv, Jerusalén y otras ciudades, constituyéndose en una de las mayores protestas sociales de la historia de ese país. Esas protestas se realizan en reclamo de una mayor justicia social, en defensa de la educación y de la salud pública, y en contra de la inequidad existente. Muchos adolescentes se movilizan por primera vez, acompañados por artistas, comerciantes, empleados públicos, dirigentes sociales, etc. Lo que comenzó siendo el malestar de algunos jóvenes por la imposibilidad de alquilar o comprar una vivienda, se convirtió luego en la expresión social de diferentes sectores de la comunidad por la falta de recursos y las enormes desigualdades. El hartazgo de miles de pibes se refleja ante las injusticias del sistema neoliberal.
Este movimiento asambleario se ha expandido y ha cruzado el océano, instalándose muy cerca de nosotros. En Chile, la juventud marcha unida por las calles de Santiago y de otras ciudades en reclamo de una educación pública incluyente y de calidad. El estudiantazo chileno denuncia el progresivo deterioro del sistema educativo, que favorece la enseñanza privada convertida en un objeto de lucro y de lujo de unos pocos en perjuicio de las grandes mayorías. Los pibes han advertido con meridiana claridad que no pueden cambiar de paradigma sin atravesar un terremoto. En estos tiempos de la tardomodernidad están creando nuevas cartografías para huir de la peste, para afectarse de esperanza y para multiplicar todo aquello que desarrolle un máximo de afirmación creativa. Y lo que es más trascendente, están inventando nuevos modos de cartografiar.
La crisis económica global también tiene sus características especiales en la primera potencia del planeta. En los EE.UU. centenares de adolescentes se han unido para ocupar Wall Street y están indignados al igual que sus coetáneos europeos y latinoamericanos. En pleno centro financiero de Nueva York, el 15-O levanta sus carteles en reclamo de más trabajo. Pese a que las fuerzas de in-seguridad los arrestan y los reprimen —incluso rociándoles sus caras con gas pimienta—, los jóvenes norteamericanos continúan reunidos debatiendo entre ellos en pos de un mundo mejor. Ir por donde la razón gusta de estar en peligro es una invitación a abrir un espacio para una sensibilidad diferente, para una emoción distinta. La nueva condición contemporánea les provoca y les exige cambios, que al mismo tiempo los entusiasman y también les infunde temor.
No obstante, parece que el sentimiento de ofuscación es contagioso. Con la concentración del poder económico en manos de muy pocas corporaciones, el mundo está reestructurado en torno a las relaciones de acceso y las redes informáticas son la herramienta principal para concretar ese objetivo estratégico. En esta era del access y con los mercados en redes, la juventud quedó decididamente excluida toda vez que el software y el wetware han reemplazado al trabajo humano. Las organizaciones de la movilización mundial, mediante un manifiesto hecho por indignados de quince países que se reunieron en Barcelona, llamaron a reapropiarse de la política mediante la participación directa en la vida comunitaria. El lema de las marchas de hoy es “unidos por un cambio global”, mientras que el reclamo apunta hacia la democratización de la economía y de la gobernanza.
Creemos que no es casual que sean los adolescentes unidos quienes levantan sus banderas contra los poderes establecidos. Pues, son los jóvenes rebeldes quienes están más aptos para un pensar, sentir y hacer encarnado como una real práctica social en red. Y también pensamos que es importante analizar en qué tipo de sociedades se presenta lo que podríamos llamar fenómeno de glocalización, algo así como lo global localizado como proceso de concentración no sólo del capital y las finanzas, sino también de la libertad de moverse y de actuar de unos pocos en detrimento de las grandes mayorías. Mientras a nivel mundial ocurre esta revuelta transnacional, celebramos que en nuestro país muchos jóvenes han participado en las elecciones democráticas de octubre y siguen apostando por una militancia activa en los distintos partidos políticos argentinos.
RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com
viernes, 4 de noviembre de 2011
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