viernes, 4 de noviembre de 2011

082 - Jóvenes del Mundo Global... ¡Uníos!

(Publicado en la revista de cultura y política La Tecl@ Eñe - Año X Nro. 49 correspondiente a noviembre - diciembre de 2011)

JOVENES DEL MUNDO GLOBAL… ¡UNIOS!

Desde hace bastante tiempo venimos interrogándonos sobre cómo incide en la juventud del siglo XXI la hipermoderna concepción de Aldea Global, donde todo parece escurrirse rápidamente mientras supuestas fuerzas anónimas operan mundialmente en una vasta tierra de nadie. Y una respuesta muy concreta la están dando los jóvenes, enfrentándose al poder planetario concentrado en un número de voluntades cada vez menor y a la mano invisible de los mercados. El grito de indignación ya se escucha en casi un millar de ciudades, desde que en Occidente el movimiento 15-M español salió a las calles de Madrid manifestándose en contra del régimen del peor capitalismo —que sirve a una élite económica a costa del empobrecimiento de una vasta mayoría de la población— y reclamando una democracia más participativa.

En Europa, quienes apoyan a los indignados españoles hoy gritan sus consignas exigiendo trabajo en vez de emigración, mejor educación y más inclusión. Tal el caso de las voces que se levantan en Grecia, Bélgica, Francia, Portugal, Italia, Gran Bretaña, y así siguiendo. El denominado primer mundo ha intentado construir una juventud sincrónica, que viva sin objetivos trascendentes y sin ideales propios; en un modelo que tiende a disminuir el sentimiento de pertenencia a un grupo y que acentúa el fenómeno de exclusión. La respuesta ante tal pretensión del megacapitalismo es el contundente inconformismo de los adolescentes, expresándose en multitudinarias manifestaciones contra los feroces ajustes económicos y la injusticia social. Jóvenes que intentan erigirse en ciudadanos libres, fortaleciendo su capacidad de actuación y de organización de encuentros.

Veamos como ejemplo el caso de Israel, donde el movimiento de indignados marcó un récord de convocatoria con marchas en Tel Aviv, Jerusalén y otras ciudades, constituyéndose en una de las mayores protestas sociales de la historia de ese país. Esas protestas se realizan en reclamo de una mayor justicia social, en defensa de la educación y de la salud pública, y en contra de la inequidad existente. Muchos adolescentes se movilizan por primera vez, acompañados por artistas, comerciantes, empleados públicos, dirigentes sociales, etc. Lo que comenzó siendo el malestar de algunos jóvenes por la imposibilidad de alquilar o comprar una vivienda, se convirtió luego en la expresión social de diferentes sectores de la comunidad por la falta de recursos y las enormes desigualdades. El hartazgo de miles de pibes se refleja ante las injusticias del sistema neoliberal.

Este movimiento asambleario se ha expandido y ha cruzado el océano, instalándose muy cerca de nosotros. En Chile, la juventud marcha unida por las calles de Santiago y de otras ciudades en reclamo de una educación pública incluyente y de calidad. El estudiantazo chileno denuncia el progresivo deterioro del sistema educativo, que favorece la enseñanza privada convertida en un objeto de lucro y de lujo de unos pocos en perjuicio de las grandes mayorías. Los pibes han advertido con meridiana claridad que no pueden cambiar de paradigma sin atravesar un terremoto. En estos tiempos de la tardomodernidad están creando nuevas cartografías para huir de la peste, para afectarse de esperanza y para multiplicar todo aquello que desarrolle un máximo de afirmación creativa. Y lo que es más trascendente, están inventando nuevos modos de cartografiar.

La crisis económica global también tiene sus características especiales en la primera potencia del planeta. En los EE.UU. centenares de adolescentes se han unido para ocupar Wall Street y están indignados al igual que sus coetáneos europeos y latinoamericanos. En pleno centro financiero de Nueva York, el 15-O levanta sus carteles en reclamo de más trabajo. Pese a que las fuerzas de in-seguridad los arrestan y los reprimen —incluso rociándoles sus caras con gas pimienta—, los jóvenes norteamericanos continúan reunidos debatiendo entre ellos en pos de un mundo mejor. Ir por donde la razón gusta de estar en peligro es una invitación a abrir un espacio para una sensibilidad diferente, para una emoción distinta. La nueva condición contemporánea les provoca y les exige cambios, que al mismo tiempo los entusiasman y también les infunde temor.

No obstante, parece que el sentimiento de ofuscación es contagioso. Con la concentración del poder económico en manos de muy pocas corporaciones, el mundo está reestructurado en torno a las relaciones de acceso y las redes informáticas son la herramienta principal para concretar ese objetivo estratégico. En esta era del access y con los mercados en redes, la juventud quedó decididamente excluida toda vez que el software y el wetware han reemplazado al trabajo humano. Las organizaciones de la movilización mundial, mediante un manifiesto hecho por indignados de quince países que se reunieron en Barcelona, llamaron a reapropiarse de la política mediante la participación directa en la vida comunitaria. El lema de las marchas de hoy es “unidos por un cambio global”, mientras que el reclamo apunta hacia la democratización de la economía y de la gobernanza.

Creemos que no es casual que sean los adolescentes unidos quienes levantan sus banderas contra los poderes establecidos. Pues, son los jóvenes rebeldes quienes están más aptos para un pensar, sentir y hacer encarnado como una real práctica social en red. Y también pensamos que es importante analizar en qué tipo de sociedades se presenta lo que podríamos llamar fenómeno de glocalización, algo así como lo global localizado como proceso de concentración no sólo del capital y las finanzas, sino también de la libertad de moverse y de actuar de unos pocos en detrimento de las grandes mayorías. Mientras a nivel mundial ocurre esta revuelta transnacional, celebramos que en nuestro país muchos jóvenes han participado en las elecciones democráticas de octubre y siguen apostando por una militancia activa en los distintos partidos políticos argentinos.

RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com

sábado, 1 de octubre de 2011

081 - Recordando al Amigo

(Publicado en El Semejante - Año 11 Nro. 80 de octubre de 2011)

RECORDANDO AL AMIGO

Hace un año nos dejaba Ernesto Bronstain. Hoy quiero recordarlo en estas breves líneas, ya que juntos vivimos una muy linda y productiva amistad. Fundador del periódico El Semejante, pude participar escribiendo en sus páginas a lo largo de muchísimas ediciones. Al enviarle mis notas y artículos, siempre recibí de Tito un respaldo compañero y fructífero. Era permanente su aliento con el fin de seguir difundiendo diversos temas vinculados a nuestra querida Psicología Social.

Algo similar ocurrió con su programa radial Vínculos, al que fui invitado en varias oportunidades desde el año 2004 en adelante. Bajo el lema “un proyecto para compartir”, allí se abordaban múltiples aspectos psicosociales de nuestra vida cotidiana. No fue casualidad que el subtítulo de su periódico mensual destacase —en cada una de sus ediciones— que el sujeto se construye en un mundo con otros. Y precisamente Ernesto fue un otro trascendente en mi mundo y en mi vida.

Con Tito Bronstain integramos la Comisión Directiva de la Asociación de Psicólogos Sociales de la República Argentina (A.P.S.R.A.), lo que significó un cálido compartir semana tras semana a lo largo de nuestro mandato. Afortunadamente, conocimos a numerosas y destacadas personalidades del ámbito de la Psicología Social, tanto de nuestro país como de otros países hermanos. Y con todos ellos nos enriquecimos e incluso llegamos a trabajar en varios proyectos comunes.

También participamos en la organización de las Jornadas Latinoamericanas de Psicología Social, realizadas en el Palacio San Miguel para celebrar los cien (100) años del nacimiento del maestro Enrique Pichon-Rivière, los cincuenta (50) años de vigencia de esta disciplina en nuestro territorio y los veinte (20) años desde la creación de A.P.S.R.A. Del 23 al 25 de junio de 2007 recibimos e interactuamos con profesionales uruguayos, brasileños, chilenos, colombianos, cubanos, entre otros.

Y finalmente me tocó vivir junto a él su penosa enfermedad; un accidente cerebro vascular (ACV) al que le dio pelea hasta que sus fuerzas se apagaron. Yo pasaba a buscarlo por su casa y caminábamos —muy lentamente y acompañado Tito por su bastón— hasta un bar cercano, donde tomábamos un café y charlábamos amigueramente. Por eso, desde estos pocos y sentidos párrafos deseo recordarte con un querer fraterno… y decirte simplemente: ¡hasta el próximo encuentro!

RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com

domingo, 28 de agosto de 2011

080 - Jóvenes Indignados de Chile

(Publicado en la revista de cultura y política La Tecl@ Eñe - Año X Nro. 48 correspondiente a septiembre - octubre de 2011; en Reflexiones sobre Educación con fecha 7/9/2011 y en Centro de Estudios Sociales Argentino con fecha 8/9/2011)

JOVENES INDIGNADOS DE CHILE

En el anterior número de La Tecl@ Eñe hicimos mención al movimiento de jóvenes indignados europeos, cuyo epicentro se situó en Madrid —acontecimiento que rápidamente se expandió hacia varios puntos de este planeta globalizado— y destacamos la particular situación de la juventud de nuestro país, posicionada hoy en lo que creemos un lugar y un tiempo mejor. Esta diferencia en favor de nuestros adolescentes puede también visualizarse con bastante claridad, si se analizan las masivas manifestaciones ocurridas en el hermano pueblo chileno en reclamo de cambios en la educación pública. En la actualidad ya se habla de los jóvenes indignados de Chile, quienes marchan mancomunadamente por las calles de Santiago y de otras ciudades en reclamo de una educación pública incluyente y de calidad. De este lado de la cordillera, nuestros pibes afortunadamente pueden estudiar en universidades argentinas gratuitas y cuyos contenidos son de una notable excelencia, por lo que no es casual que cada vez más algunos jóvenes chilenos decidan cruzar la frontera en procura de capacitarse en estas tierras.

A partir de mediados de año los estudiantes secundarios chilenos comenzaron a tomar colegios, ocupando pocas semanas después cientos de establecimientos. Exigen una educación que les permita formarse no sólo como profesionales, sino también como ciudadanos con pensamiento crítico para enfrentar las innumerables contingencias de un futuro cada vez más incierto. Ante las insuficientes propuestas presentadas por el gobierno de Chile, las mismas fueron rechazadas y se iniciaron las marchas masivas reclamando a las autoridades reformas educativas serias: a saber, una educación como derecho social brindado con gratuidad, equidad y calidad. Otro modo de protesta consistió en huelgas de hambre adentro de los colegios, donde los adolescentes abrieron sus puertas a la prensa mientras resistían el intento de desalojo de los carabineros. Los pibes tienen claro que el Estado chileno debe garantizar el sistema educativo —considerado uno de los más excluyentes y desiguales del mundo— como un verdadero derecho social, asumiendo el deber de proporcionarlo gratuitamente y no en tanto bien de mercado.

El estudiantazo chileno denuncia con razón el progresivo deterioro de la educación pública, dentro de un sistema que favorece la enseñanza privada convertida muchas veces en una mercancía. Los adolescentes sostienen que la educación no debe seguir segregándolos y entienden que para evitarlo debe dejar de ser un objeto de lujo y del lucro de unos pocos en perjuicio de otros. Tiene que dejar de ser un negocio cuya rentabilidad sea regulada por el mezquino hipermercado de estos tiempos posmodernos, máxime si consideramos la declaración del presidente chileno al calificar a la educación en Chile como un bien de consumo. Además, Sebastián Piñera echó mano a un decreto del año 1983 establecido por el dictador Pinochet Ugarte para reprimir la movilización de los alumnos secundarios y universitarios, a quienes se sumaron los docentes además de recibir el mayoritario respaldo de la población. La furia de los carabineros, que cargó contra los miles de manifestantes, dejó un saldo de más de ochocientos detenidos —entre ellos muchos menores de doce años de edad— y un centenar de heridos.

Tamaña represión está teniendo un evidente costo internacional. Es así que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA expresó su preocupación al gobierno chileno por el uso desproporcionado de la fuerza contra las protestas estudiantiles. También el Fondo de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), se manifestó en contra de la represión llevada a cabo por los carabineros. La crisis del capitalismo especulativo trasandino parece haber dañado sensiblemente el espejismo de una globalidad conformada a imagen de la democracia neoliberal. También en nuestra provincia de Mendoza, varias columnas de jóvenes marcharon con banderas y pancartas solidarizándose con los indignados chilenos; en tanto que otro grupo local participó en un congreso latinoamericano realizado en la República Oriental del Uruguay. Para algunos observadores, este conflicto está evidenciando el fuerte desgaste que padece la democracia en Chile en manos de un gobierno elitista y de derecha; mientras que para otros significa el despertar de unos vientos libertarios que estaban algo adormecidos.

Cabe agregar que son muchos los escritores e intelectuales latinoamericanos que se han sumado a estas demandas por una educación de excelencia y de vocación igualitaria. Una declaración titulada “En defensa de la vida de los estudiantes chilenos y la educación pública” fue suscripta por varias personalidades, entre las que se encuentran los escritores mexicanos Juan Villoro y Elena Poniatowska, además del intelectual norteamericano Noam Chomsky. Dicen que los estudiantes los llaman hoy a formar parte de este movimiento nacional y ellos quieren adherir a sus peticiones, dando la batalla con la juventud de todas las maneras que sean posibles. Por su parte, Eduardo Galeano también apoyó las reclamaciones estudiantiles, enviándoles un abrazo de muchos brazos a los jóvenes valientes que nos están dando a todos una lección de dignidad democrática desde las calles de Chile. Demuestran que otro país es posible, además de estar dándonos una verdadera lección de dignidad. Subraya que esta protesta enseña y textualmente les dice: “gracias mil y suertudas suertes en tan hermosa aventura”. Todo un respaldo, ¿no?

La escritora Isabel Allende piensa que la crisis política y social que azota al país tiene su origen en la vergonzosa desigualdad existente, ya que si bien Chile posee un elevado ingreso per cápita, la distribución de la riqueza es pésima. Agrega que para superar la crisis estudiantil es necesaria una profunda reforma educativa con serios cambios estructurales. Casi una respuesta al presidente trasandino quien, al referirse a la educación, quiso adoctrinar a los jóvenes manifestando que nada es gratis en la vida. Pero no solamente es la juventud chilena la que está indignada. La movilización llegó a superar las ciento cincuenta mil personas y el pasado 21 de agosto se realizó un Domingo Familiar por la Educación Pública en el parque O’Higgins, expresando las familias su apoyo al estudiantazo chileno. A todo esto se suma la organización de una gran huelga general de dos días convocada para fines del corriente mes de agosto, por lo que la Federación de Estudiantes Universitarios de Chile ha expresado —en contestación a las infortunadas palabras presidenciales— que Piñera sepa que todo esto no le va a salir gratis.

Pese a lo antedicho, en nuestro país hay quienes aún siguen declarando públicamente —ante un periodismo complaciente que no repregunta ni indaga acerca del alcance de tal afirmación— que Chile nos ha superado largamente en lo que a enseñanza se refiere. Curiosamente, los jóvenes chilenos admiran nuestro modelo educacional que enfatiza el desarrollo de una enseñanza de calidad, gratuita y con acceso para todos. Esperamos que la solución final no sea el cruce de Los Andes en procura de encontrar en Argentina una formación acorde a sus necesidades y pretensiones. El camino es el de seguir profundizando el estudiantazo chileno, con esta juventud agrupada y movilizada desde hace varios meses, presionando al gobierno con protestas, marchas, huelgas de hambre, tomas de colegios, caceroleo nacional y reuniones de familias. Ello pese a que las autoridades persisten (¿con más feroz represión?) en su intento de coartarles el derecho que tienen a reunirse y a manifestarse, de acuerdo con la Convención Interamericana de Derechos Humanos. Desde aquí… ¡seguiremos atentos y acompañando!

RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com

sábado, 27 de agosto de 2011

079 - Grupo y Avalancha Tanguera

(Publicado en Psicosocial Tesei Magazine - Nro. 2 de agosto de 2011; en Psicología Social Portavoces; en Psicología Social para Todos: tierra y escritura del hacer, sentir y pensar - Año 3 Nro. 33 de septiembre de 2011 y en La Silla del Coordinador con fecha 18/5/2013)

GRUPO Y AVALANCHA TANGUERA

A fines del mes de julio del corriente año fuimos invitados a participar de una Avalancha Tanguera en la ciudad de Montevideo (R. O. del Uruguay); propuesta que nos efectuara la Escuela de Psicología Social Portavoces a través de Yisela Veiga Sosa. Allí tomamos conocimiento de este fenómeno social, cultural y popular denominado Avalancha Tanguera, en el cual se reúnen un grupo de personas de distintas edades y procedencias para bailar, sentir y transmitir la magia del tango. La actividad se divide en dos momentos bien diferenciados: a) una primera etapa para disfrutar de la capacidad socializadora que implica esta danza tan particular; y b) una segunda instancia, llamada redondilla, donde se le da paso a la palabra que fluidamente circula entre los distintos miembros participantes.

Evidentemente, la psicología social puede llevarse de maravillas con esta actividad avalanchera, que es definida por Juan Pablo Mirza como una comunidad de afectos que se va tejiendo en el abrazo del tango y que, en su caminar, genera sus propios espacios de buen compartir, baile, diversión y reflexión. Veamos esto con algún detalle, ya que el tango —que es danza, música y poesía— es también un pretexto para el encuentro grupal, tal como nuestro conocido reencuentro pichoniano. Es así que los miembros se juntan para compartir un tiempo de intercambio y con una clara propuesta integradora. O dicho de otro modo, para grupear haciendo de cada jornada una puntual puesta a prueba del deseo, de esas ganas que los aproximan grandemente a actividades creativas y creadoras.

La primera dinámica que se utiliza es la rotación del baile, ya que la idea es que todos bailen con todos. La Avalancha Tanguera pretende ser un dinamizador grupal y un aglutinador social, apostando a los vínculos sanos como matriz de las relaciones humanas y en contraposición a los valores promovidos por esta sociedad alienada y globalizada. Un coordinador, también conocido como multiplicador del tango, es quien guía las reuniones de los que desempeñan los roles propiamente avalancheros; ello en pos de un creciente desarrollo de la comunicación. En una primera instancia por medio de lo corporal y, luego, mediante la reflexión compartida en la ya mencionada ronda o redondilla. Este último es un espacio para hablar y ser escuchado, sentados todos en forma circular y con la rica presencia de la palabra.

¿Acaso no estamos hablando de un conjunto de personas ligadas entre sí por constantes de tiempo y espacio, articuladas por su mutua representación interna y que se plantean —explícita o implícitamente— una tarea que constituye su finalidad? En algún momento nos pareció ver a Enrique Pichon-Rivière bailando el tango y disfrutando de esta avalancha uruguaya, que moviliza tantos sentimientos e involucra emociones muy fuertes… tal como hoy sucede en cualquiera de las escuelas que siguen las enseñanzas del maestro. Lo subjetivo tiene una presencia trascendente: tanto el aprendizaje del tango como de la psicología social nos conectan con nuestra sensualidad, con muchas fantasías y fantasmas que intensamente habitan en el mundo interno (grupo interno) de cada uno de nosotros.

Pudimos advertir lo horizontal de la tarea grupal que representa la Avalancha Tanguera, en su cruce puntual con lo vertical que le sucede a cada miembro no solamente en su expresión física y corporal, sino también en su interioridad psíquica. Cada participante está expuesto a los significantes que desplazan sobre él los demás miembros del grupo, siendo el comportamiento un espejo donde se muestra algo de la verdadera imagen. Aquí también lo grupal es una gestalt-gestaltung, una estructura estructurándose, lo que nos brinda la idea dialéctica de la función instituyente del grupo en el sujeto. Creemos que quien participe activamente de esta experiencia avalanchera tal vez no vuelva a ser el mismo, pues adquirirá una subjetividad distinta y remozada ante sí y ante su circunstancia toda.

No hay grupo sin tarea; y esta tarea puntual tiene sentido dentro de un proyecto compartido en el cual sus miembros se vinculan cuando —y porque— se necesitan, toda vez que no son otra cosa que sujetos de necesidades. Por eso, subrayamos la función de contención que brinda la Avalancha Tanguera a sus integrantes, como también el sentimiento de seguridad que se advierte en el ambiente. Desde la psicología social, decimos que el sub-jectum de la necesidad se metamorfosea como consecuencia del pro-jectum grupal. El cuerpo y la palabra, la danza y la reflexión, validan lo que direcciona la propuesta en estos encuentros. Aquí también vemos que a mayor heterogeneidad de los miembros y mayor homogeneidad en la tarea, mayor resulta la productividad del grupo.

En este fenómeno colectivo, el coordinador ayuda a vencer las estereotipias. Cada grupo construye su propio imaginario que opera como una cultura particular, otorgándole a la Avalancha Tanguera su estilo único y singular. Estos grupos son instituyentes del sujeto, como también los avalancheros son instituyentes del grupo. Síntesis que tiene como agente a cada miembro; síntesis que es a la vez proceso y producto. Está claro que esta técnica solamente se puede aprender —y aprehender— a partir de la experiencia personal. Una creciente tendencia hacia la integración de los participantes los llevará a un destino que jamás imaginaron al inicio de este proceso compartido. Y así, junto a nuevos pasos de baile, al lado de nuevas figuras en la danza, nacerán esos otros yoes que nos yoan desde lo más íntimo.

CARLA G. INZAURRALDE
RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com

viernes, 8 de julio de 2011

078 - Jóvenes Agrupados en la Era del Vacío

(Publicado en la revista de cultura y política La Tecl@ Eñe – Año X Nro. 47 correspondiente a julio – agosto de 2011; en Reflexiones sobre Educación con fecha 11/7/2011 y en Psicología Social en la Comunidad con fecha 18/7/2011)

JOVENES AGRUPADOS EN LA ERA DEL VACIO

En anteriores ediciones de La Tecl@ Eñe hemos abordado diversos temas vinculados a los adolescentes y su vertiginosa inserción social en estos tiempos globalizados e hipermodernos. Ante los sucesos acaecidos en la madrileña Puerta del Sol y el movimiento de jóvenes indignados acampando en las principales plazas de España —acontecimiento que rápidamente se expandió hacia otros puntos del planeta—, creemos que en nuestro país nos encontramos hoy con una juventud posicionada en lo que entendemos un lugar y un tiempo mejor. Puntualmente, seguimos destacando lo rico que es trabajar con nuestros pibes en grupos de reflexión y de acción, tomando como punto de partida esta cultura líquida y fluida aún vigente que nos permite hablar de una verdadera era del vacío. Así, coordinando grupos de adolescentes podemos —entre todos— hacernos una guía para la vida cotidiana, además de habilitar un espacio para la invención y la creatividad.

Grupalmente intentamos averiguar cómo la hipermodernidad incide en los modos de relacionarnos, caracterizados por la atenuación de los lazos y de las reglas de convivencia, en muchos casos al límite de su desaparición. Nuestros grupos de adolescentes procuran promover una concreta lógica democrática y participativa, recuperando la dignidad de la palabra singular y aceptando la diversidad de sus distintos saberes. Significativamente, los jóvenes protagonistas del mayo español reclaman democracia real ya, exigiendo un cambio profundo y sustancial en la forma de hacer política además de una mayor inserción social y laboral para esa juventud excluida. Las dificultades de la recesión en la actual economía española han dejado una tasa de desempleo que supera el 44% entre los adolescentes de menos de veinticinco años de edad. El parecido con nuestra angustiosa crisis del año 2001 se advierte al ver que allá también se escuchan fuertes ruidos de ollas y cacerolas.

El aludido movimiento de jóvenes indignados, impulsado desde las redes sociales bajo el nombre de greekrevolution, ha calado hondo en Grecia ante la crisis económica que llevó a ese país al borde de la quiebra. El centro de las protestas se instaló en la plaza Sintagma —ubicada frente al Parlamento— al grito de “¡Que se vayan!” por parte de los manifestantes. Significativamente, la protesta adolescente se produjo el mismo día que llegó a Atenas un equipo de supuestos expertos de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional para examinar un nuevo programa de privatizaciones y de medidas de ajuste. Casi una réplica de lo acontecido en nuestras tierras hace una década, cuando nuestros jóvenes también se auto organizaron en asambleas diarias en cada plaza, convirtiéndolas en espacios de libre y común expresión. Nuestra realidad hoy sirve de modelo a los europeos, pese a que hay quienes quieren convencernos que la Argentina no existe a nivel mundial.

A casi una década de aquel levantamiento popular, hoy tenemos cada vez más jóvenes enteramente consustanciados con la sociedad, participando en diversos proyectos políticos, económicos, sociales y culturales. Adolescentes trabajando intensamente en temáticas tales como el trabajo y la producción, la educación, los derechos humanos, los medios y la comunicación, la integración regional, el cuidado del espacio ambiental, entre otras. Pibes apostando al proceso democrático vigente desde hace ya más de veintisiete años, promoviendo programas encaminados al bienestar general de la comunidad, contribuyendo a solucionar problemáticas puntuales de los que menos tienen, planteando acciones concretas para la apertura de múltiples espacios interdisciplinarios en los cuales ellos actúan como sujetos plenos de su propio desarrollo. En síntesis, hablamos ni más ni menos que de una juventud sumamente creativa y activamente adaptada a la realidad actual.

No obstante ello, la actual era del vacío tiende claramente hacia una renovada forma de control de los comportamientos, un nuevo proceso de personalización que pretende oscuros fines, valores y legitimidades sociales. Se apunta al surgimiento de jóvenes sincrónicos que vivan sin ideales propios y sin objetivos trascendentes, en un modelo de cultura donde el incremento de semejante interacción lleve al sincretismo, a la mezcla de dioses extraños, para desembocar en la disminución del sentimiento de pertenencia a un grupo y en la acentuación de los fenómenos de exclusión. También en Europa, quienes apoyan al movimiento M-15 gritan sus consignas exigiendo trabajo en vez de emigración, entendiendo los adolescentes que al salir de las universidades no tienen ningún futuro esperándolos. Advierten con desazón que son relativamente pocos los jóvenes y adolescentes llamados a consumir mundo, mientras que cada vez son más los consumidos por este mundo salvajemente globalizado.

Desde lo psicosocial abordamos la problemática vinculada al trabajo adolescente y su correlato, la desocupación, como así también la capacitación continua y la experiencia que van adquiriendo nuestros pibes en espacios de reflexión grupal que ayudan a potenciar las posibilidades individuales y colectivas. El clima de solidaridad entre los jóvenes siempre permite responder mejor a los diferentes cambios sociales y a las nuevas modalidades del mercado laboral posmoderno. Poco a poco los adolescentes logran constituir una identidad grupal dada por una tarea y un proyecto en común, llegando a establecer fuertes pautas de integración y comportamiento que se van institucionalizando en el grupo. Juntos pueden generar nuevos modos de pensar, sentir y hacer que en verdad los compromete con la comunidad que integran. Y afortunadamente esa integración suele llevarlos hacia un destino que jamás imaginaron al inicio del proceso grupal compartido.

Nuestra juventud sabe que tiene que esforzarse para filtrar críticamente los relatos hegemónicos impuestos y sostenidos desde lugares que no le pertenecen. Es así que son cuestionadas las ideas presentadas como la verdadera realidad y como el único modo de sociedad, advirtiendo su claro sentido hiperindividualista. Hoy podemos ver a los poderosos medios concentrados de comunicación no sólo distorsionando diariamente la realidad, sino difundiendo explícita e implícitamente el estilo de vida a seguir. Los adolescentes españoles también comenzaron a tomar conciencia de que esos mensajes están dirigidos a ellos, pretendiendo crearles nuevas necesidades y deseos a través de la mentira y de la desinformación manipulada. Así, los jóvenes indignados de Murcia invadieron la sede de la televisión autonómica, reivindicando el derecho a una información más libre, a una programación cultural de mayor nivel y a utilizar los medios para dar una información de verdad.

Nuestra tarea grupal, con técnicas operativas de indagación y acción específicas, pretende brindar a los pibes un mayor protagonismo para operar de modo positivo en la superación conjunta de los conflictos, problemas y dilemas. Sabemos que lo grupal incentiva la producción de ideas y la realización de acciones concretas, logrando una adaptación del joven al medio en que le toca vivir. Se modifican nuestras matrices de aprendizaje, trabajando sobre las distintas individualidades y alentando permanentemente la heterogeneidad grupal. Desde ya, hay casos en que aparece la falta de sentido existencial promovida por esta hipermodernidad y que desemboca en lo que llamamos kakón adolescente (kakón: palabra griega de género neutro, que significa “lo malo”). Similar al término inglés spleen, utilizado para designar a la experiencia depresiva en la que predomina una vivencia subjetiva de vacío y tedio, presentándose bajo la figura de síntomas propios de la pulsión de muerte.

Pero esta juventud siente que tiene una tarea por delante, cual es la de edificar una nueva y mejor estructura de la sociedad, afianzando y extendiendo las redes sociales y capacitándose de modo constante. A tales fines, hacemos del aprendizaje una apropiación instrumental de la realidad, sin olvidar la concepción dialógica y problematizadora de la vida cotidiana abordada desde una dimensión social. Concebimos al sujeto como un ser habitado por las imágenes de la realidad exterior, inscriptas en cada uno de nosotros de una forma singular para transformarse luego en el signo de nuestra identidad. Si adentro de cada uno de nosotros habita una tensión —y contradicción dialéctica— entre lo solidario y lo solitario, sabemos que para interaccionar adecuada y operativamente en cualquier grupo debe haber un trasfondo de sociabilidad y de solidaridad. Ojalá podamos continuar por este firme camino, a la vez que deseamos que los jóvenes europeos también encuentren el suyo.

RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com

lunes, 13 de junio de 2011

077 - Psicoanálisis y Ley: la Mala Praxis Profesional

(Publicado en la sección “Psicoanálisis y Ley” del portal El Sigma.com con fecha 13/6/2011; en Orientar... Expandiendo Conciencias con fecha 18/6/2011; en Reflexiones sobre Educación con fecha 23/6/2011; en Praxis Psicológica de julio de 2011; en Anaclíticas Memorias Psicoanalíticas con fecha 22/8/2012 y en La Silla del Coordinador con fecha 18/9/2013)

PSICOANALISIS Y LEY: LA MALA PRAXIS PROFESIONAL

Los psicoanalistas, con motivo de su práctica, se encuentran sujetos a las leyes y normas jurídicas vigentes, siendo civilmente responsables ante lo que se conoce como mala praxis profesional. Por ende, deben obrar con el máximo de prudencia y conocimiento en el despliegue de su puntual actividad especializada. Ahora bien, sabemos que en nuestro país no existe el título universitario de psicoanalista, siendo una disciplina que fundamentalmente ejercen los psicólogos y los médicos, capacitados para ello y con la debida formación. Ya Sigmund Freud colocaba el acento en la exigencia de que no pueda ejercer el psicoanálisis nadie que no haya adquirido títulos para ello mediante una determinada preparación. Y entendía que dicha formación se obtenía por medio de la práctica y del intercambio de saberes en las asociaciones y entidades psicoanalíticas (ver en Obras Completas: “¿Pueden los legos ejercer el análisis?”).

Existe una unidad conceptual y de presupuestos comunes aplicables a quienes se aparten de lo prescripto por la normativa imperante; a saber: la imputabilidad, la causalidad, la dañosidad y la antijuricidad. El concepto de responsabilidad profesional está íntimamente ligado al de imputabilidad, sobre la base de dos factores de atribución: la culpa y el dolo. Ambos factores se vinculan a una operación intelectual de previsión, sea bajo la forma de un efectivo haber previsto (dolo) o de un virtual haber podido prever (culpa). Así, la idea de culpa está dada por actuar con negligencia, imprudencia e impericia; mientras que el concepto de dolo se refiere a la voluntad deliberadamente desplegada hacia un resultado de antijuricidad. Negligencia es la desatención a lo que el específico saber aconseja; imprudencia es el acto u omisión llevado a cabo con ligereza; e impericia es la falta de experiencia y de conocimientos técnicos.

En segundo lugar, la responsabilidad civil siempre presupone una relación de causalidad entre la posible conducta antijurídica del analista y sus consecuencias dañosas. El principio general es el siguiente: cuanto mayor es el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento profesional, mayor será la obligación que resulte de las consecuencias posibles de los hechos. Todo se reduce a la teoría de la causalidad adecuada, referida solamente a aquellos daños que guarden una apropiada y ajustada conexión causal con el hecho generador de la responsabilidad. Difícilmente pueda verificarse un daño en el paciente —sea moral o material, directo o indirecto— si el profesional del psicoanálisis cumple con sus obligaciones básicas, tales como son el deber de abstinencia, de confidencialidad y de proporcionar el tratamiento adecuado, dirigido a lograr un cambio en la posición subjetiva del analizante.

En cuanto a la dañosidad, no se puede incurrir en responsabilidad civil ninguna si el proceder del facultativo no es causa de un perjuicio o menoscabo material o moral. Cabe acotar, siguiendo a Alfredo Orgaz, que se exige la lesión de un interés jurídicamente protegido para poner en funcionamiento la responsabilidad de un psicoanalista en el ejercicio de su profesión. Además, en el caso concreto de existir algún perjuicio hacia el paciente, solamente corresponde considerar los daños y perjuicios presentes y los futuros-ciertos, y nunca aquellos daños meramente eventuales o hipotéticos. La carga de la prueba recae, obviamente, en quien reclama los supuestos daños sufridos. A la vez, cuando la realización del acto por parte del profesional conduzca a resultados desproporcionados en relación a su gravedad, la aludida carga probatoria se invierte y es el propio analista quien debe acreditar su inocencia.

Finalmente, la antijuricidad no tiene otro paradigma que la transgresión concreta de la ley o, mejor aún, del plexo normativo que rige la actividad de los psicoanalistas. Hacíamos referencia al cumplimiento de las obligaciones a su cargo; y decimos entonces que esos deberes —que encuadran la conducta profesional dentro de claros y específicos principios éticos— son obligaciones de medios y no de resultado (y mucho menos obligaciones de garantía). La prestación debida por los facultativos del psicoanálisis consiste en poner los medios, la prudencia y la diligencia (el saber-hacer) en el ejercicio de su actividad, lo que se conoce como obligación de medios. No puede exigirse nunca la obtención de un resultado determinado y concreto (obligación de resultado), ni mucho menos el absoluto aseguramiento de resultados aún incluso frente al caso fortuito (lo que se conoce en la doctrina como obligación de garantía).

La ética profesional se sostiene sobre la oferta de un saber sólido y consistente; actitud que supone el mantener una buena distancia simbólica dentro del encuadre que la práctica requiere para su adecuada concreción. Obviamente, las demandas de amor son latentes y habitualmente se insinúan por debajo de lo manifiestamente explicitado. Más allá de los estilos personales de cada analista, de lo que se trata siempre es de preservar un estricto intercambio significante. Entendemos, entonces, que el trabajo profesional del psicoanalista debe sostenerse sobre el trasfondo de una tenue transferencia positiva sublimada —inevitable en todo vínculo— la que debe ser percibida con cierta claridad al operar en este campo específico; es decir, concientizarla para así no actuarla. Toda transferencia no despejada suele perturbar la actividad concreta del psicoanalista, distorsionando la pertinencia en su tarea puntual.

Juan Manuel Rubio sostiene que la adecuada formación psicoanalítica se asienta sobre cuatro pilares: a) el análisis personal o análisis didáctico; es decir, la experiencia de lo inconsciente vivida en transferencia; b) el análisis de control, llevado a cabo mediante la supervisión de casos cuya práctica se efectúa no de modo aislado, sino como un trabajo sostenido que hace a la propia preparación profesional; c) el estudio constante de los textos sobre la materia (seminarios, grupos de trabajo, programas de formación, cartels, etc.); y d) el intercambio institucional, o sea la relación con otros analistas en una entidad determinada y la realización en ella de actividades teórico-clínicas. La suficiente experiencia para la práctica psicoanalítica se ha de lograr, por ende, cuando el analista se halle habilitado a dar testimonio de ella ante algunos otros, dando razones de sus actos, formándose así un lazo entre teoría y clínica.

Quienes brindan servicios profesionales deben poseer los suficientes conocimientos que les posibiliten ocupar con holgura el lugar del saber. No obstante ello, la humildad supone la resignación de fuertes fantasías de omnipotencia, configurando un valor relevante en la práctica analítica. De allí la importancia de aceptar que otro colega pueda resolver lo que a un analista se le escapa, supone una conducta de integridad ética y se evitan de tal modo perjuicios a los consultantes. Para finalizar, subrayemos que las relaciones profesionales que comienzan y se desarrollan sobre el trasfondo de una confusión de lugares, concluyen desvirtuando finalmente los objetivos que se proponen. Por eso es tan importante sostener el encuadre o dispositivo profesional, dado que éste garantiza la posibilidad de un adecuado despliegue de esta práctica tan especializada En síntesis: ello hace a la transparencia del vínculo.

RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com

lunes, 2 de mayo de 2011

076 - Globalización y Adolescencia (Parte II)

(Publicado en Reflexiones sobre Educación con fecha 9/5/2011)

GLOBALIZACION Y ADOLESCENCIA (Parte II)

En relación a la temática de la globalización y de la posmodernidad, venimos destacando lo enriquecedor que resulta trabajar, desde una perspectiva psicosocial, con nuestros jóvenes en grupos de reflexión y de acción. Coordinando grupos de adolescentes, logramos proporcionarnos entre todos una guía para la vida cotidiana actual, procurando además construir un espacio para lo creativo y para el invento. El punto de partida se basa en la cultura líquida y fluida que impera en estos tiempos que corren, lo que nos permite hablar de una verdadera era del vacío. Y desde ya, se trata de averiguar cómo ello incide en los modos de vincularnos, caracterizados por una progresiva atenuación de los lazos y de las reglas de convivencia, en muchos casos al límite de su desaparición. La fragilidad de los vínculos interhumanos conduce al concepto de hombre unidimensional de Herbert Marcuse, donde parece que todo se desliza sin una base sólida ni un anclaje afectivo estable.

Los adolescentes de tal modo agrupados intentan promover una concreta lógica democrática y participativa, recuperando la dignidad de la palabra singular y aceptando la diversidad de sus distintos saberes. Coinciden en que la hipermodernidad es una vorágine de perpetua renovación y desintegración, como así también que el síndrome consumista se caracteriza por el exceso, la velocidad y el desperdicio. Entienden que tienen que esforzarse —y mucho— para no aceptar acríticamente las ideas hegemónicas impuestas desde lugares que no les pertenecen. Y para generar juntos nuevos modos de pensar, sentir y hacer que en verdad los comprometa con la comunidad que integran. Leemos a Arthur Rimbaud, quien señalaba que es fundamental hacernos videntes, inspeccionando lo invisible y oyendo lo inaudito. Se trata de explorar lo diverso, que implica ni más ni menos que pasar de la búsqueda de las certezas absolutas a la aceptación de las incertidumbres.

Queda por demás claro que en la actual era del vacío aparece una renovada forma de control de los comportamientos, un nuevo proceso de personalización que pretende oscuros fines, valores y legitimidades sociales. Se apunta al surgimiento de jóvenes sincrónicos que vivan sin ideales propios y sin objetivos trascendentes. Emile Durkheim advertía que en tal modelo de cultura, el incremento de semejante interacción lleva al sincretismo, a la mezcla de dioses extraños, para desembocar en la disminución del sentimiento de pertenencia a un grupo y en la acentuación de los fenómenos de exclusión. Grupalmente se comentan las noticias sobre el trabajo esclavo utilizado por las grandes empresas —algunas multinacionales— en pleno siglo XXI; además del notable fenómeno que representa la ampliación de la brecha entre incluidos y excluidos. Son relativamente pocos los adolescentes llamados a consumir mundo y cada vez son más los consumidos por el mundo.

La problemática vinculada al trabajo adolescente y su correlato, la desocupación, como así también la capacitación continua y la experiencia que van adquiriendo nuestros pibes, también se abordan en estos espacios de reflexión grupal que ayudan a potenciar las posibilidades individuales y colectivas. El clima de solidaridad entre los jóvenes les permite responder mejor a los diferentes cambios sociales y a las nuevas modalidades del mercado laboral posmoderno. También estos espacios son aprovechados para brindar información acerca de los avances legales en materia de derechos de los adolescentes y de los distintos medios para su efectivización. Se promueve la participación y el pleno ejercicio de valores tales como la ciudadanía y se difunden los contenidos de las normas que hacen a la protección integral de sus derechos y garantías que, cabe destacar, son de orden público, irrenunciables, indivisibles, interdependientes e intransigibles.

Hoy podemos ver a los poderosos medios concentrados de comunicación no sólo distorsionando diariamente la realidad, sino difundiendo explícita e implícitamente el estilo de vida a seguir. Los adolescentes comienzan a tomar conciencia de que esos mensajes están dirigidos a ellos, pretendiendo crearles nuevas necesidades y deseos a través de la mentira y de la desinformación manipulada. Surgen los llamados grandes relatos de los medios formadores de opinión, aquellos que Jean François Lyotard visualizaba y a partir de los cuales el bienestar individual como mundo y representación va en pos de una felicidad light. Es la tiranía del momento la que impone que elegir sea una obligación más que una opción, atiborrando el mercado de cosas cuyo destino inmediato es su renovación precipitada como un imperativo decisivo de la producción y del marketing. Los otros pasan a ser indiferentes y la aldea globalizada aspira al desapego emocional.

La tarea grupal, con técnicas operativas de indagación y acción específicas, brinda a nuestra juventud un mayor protagonismo para operar de manera positiva en la superación conjunta de los conflictos, problemas y dilemas. Sabemos que lo grupal incentiva tanto la producción de ideas como la realización de acciones concretas, logrando una adaptación del joven al medio en que le toca vivir. Se modifican nuestras matrices de aprendizaje, trabajando sobre las distintas individualidades y alentando permanentemente la heterogeneidad grupal. En muchos casos, aparece la falta de sentido existencial que promueve esta hipermodernidad y que desemboca en lo que conocemos como kakón adolescente (kakón: palabra griega de género neutro, que significa “lo malo”). Utilizamos dicha expresión para designar el malestar de la vida, el tedio y la ausencia de sentido en los pibes, presentándose a veces bajo la figura de síntomas depresivos propios de la pulsión de muerte.

Milan Kundera piensa que el nivel de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido. En la sociedad del homo consumens, los vínculos humanos tienden a estar mediados por el mercado del megaconsumo y el imperio de lo efímero se ha convertido en el principio que organiza la vida colectiva de la sobremodernidad. Y los pibes conocen bastante de estas vivencias, toda vez que les ha tocado nacer y vivir en su condición de internautas navegando por el ciberespacio de internet y de la www world wide web. Según Zygmunt Bauman, los vínculos actuales son considerados frágiles, inestables y tan fáciles de romper como de crear. Los adolescentes ya saben que la denominada red mediática no promete ser un buen terreno para la construcción de relaciones sociales perdurables. Por eso disfrutan mucho de los encuentros grupales cara a cara, mirada a mirada, cuerpo a cuerpo, que poseen una riqueza distinta a la posmoderna tecnología de la vinculación virtual.

Esta juventud siente que tiene una tarea por delante, cual es la de edificar una nueva y mejor estructura de la sociedad, afianzando y extendiendo las redes sociales y capacitándose de manera constante. A tales efectos, hacemos del aprendizaje una apropiación instrumental de la realidad y no olvidamos al respecto la concepción problematizadora y dialógica que nos enseñara Paulo Freire: la vida cotidiana misma abordada desde una dimensión social. Concebimos al sujeto como un ser habitado por las imágenes de la realidad exterior, inscriptas en cada uno de nosotros de una forma singular para transformarse luego en el signo de nuestra identidad. Sören Kierkegaard creía que la cultura era el cielo que recorría al individuo para alcanzar el conocimiento de sí mismo. Y nosotros agregamos que ese entendimiento es mucho más rico buscarlo y hallarlo interactuando junto a los otros, al lado de los demás y, si se comienza con tal práctica a temprana edad, resulta un tanto mejor.

RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com

miércoles, 2 de marzo de 2011

075 - Y Otra Vez Apareció el Enano

(Publicado en la revista de cultura y política La Tecl@ Eñe – Año X Nro. 45 correspondiente a marzo – abril de 2011)

Y OTRA VEZ APARECIO EL ENANO

Conrado Yasenza, director periodístico de La Tecl@ Eñe, me comenta esta vez sobre su preocupación ante los graves acontecimientos ocurridos en el Parque Indoamericano y sus alrededores. La cobertura mediática de las grandes empresas de comunicación concentradas ha mostrado hasta el hartazgo a miles de familias excluidas de las necesidades básicas elementales y que no tienen adónde vivir. Y junto a este cuadro, algunas voces en la pantalla chica han caracterizado a esas personas con el mote de villeros, vagos, negros de mierda, que tienen hijos a granel a los que luego utilizan para legitimar sus reclamos. Además, pudimos observar el conflicto desatado entre los muy pobres y los no tan pobres, dos sectores que chocan fuertemente con la distinta concepción de las clases media y alta de nuestra sociedad.

Esa tajante división entre los vecinos del barrio y los okupas ilegales fue lamentablemente exacerbada por las declaraciones públicas de varios funcionarios del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, tan cargadas de xenofobia para referirse a nuestros hermanos peruanos, paraguayos y bolivianos. No sólo fueron considerados como inmigrantes de baja calidad y tratados de indeseables, sino que siguen floreciendo en estas Fiestas de Fin de Año todas las discriminaciones y prejuicios que podamos imaginar. El enano macri-fascista que muchos alojan en lo más íntimo de sus corazones ha mostrado nuevamente su fea cara en estos días de festejo ante la inminente llegada del Señor. Otra vez se ha evidenciado con un cierto horror que los paraguas, los perucas y los bolitas son poca cosa, casi menos que nada.

Mucho se ha hablado y escrito acerca de estos luctuosos hechos. Yo simplemente quiero agregar unas pocas consideraciones, pues surgió de pronto en mi mente y en mi sentir nada menos que la inmensa figura de Claude Lévi-Strauss, recientemente fallecido a la edad de cien años. El más grande antropólogo cultural de nuestra época hablaba de dos estrategias para enfrentar la otredad de los demás: la antropoémica y la antropofágica. La primera consistía en vomitar expulsando a los que consideramos ajenos y extraños, ya sea con la cárcel, la deportación o incluso con el asesinato (algo así como no ahorrar sangre de Juan Castañeda Quispe, Rosemarie Puja o Bernardino Salgueiro); mientras que la segunda estrategia procuraba ingerir cuerpos y espíritus extraños para, de tal modo, no diferenciarlos de nosotros.

Podríamos pensar que la Constitución Nacional del año 1853 reservó muchos lugares fágicos para los inmigrantes europeos, ya que uno de los propósitos al fomentar su arribo a estas tierras era ingerir de ellos los supuestos mejores aspectos de la especie humana: socio-culturales y espirituales. Todo lo contrario, la constitución no escrita del enano macri-fascismo pretende ofrecer a los hermanos latinoamericanos no sólo espacios vacíos sino también no-lugares, proponiéndoles la más simple y fácil de las soluciones: que se vayan… ¡¡¡y si es lo antes posible, mejor!!! La estrategia émica es expulsarlos, excluyéndolos para que no ocupen estas benditas tierras; se los vomita y se los discrimina pues, al parecer, no forman parte de todos los hombres y mujeres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino.

Cierro, entonces, estas breves líneas con un deseo: que las precarias condiciones económicas, sociales y culturales —todavía existentes— no sean mal utilizadas tanto por los grandes medios de comunicación como por algunos funcionarios locales (no de baja calidad sino de escasa estatura, o enanos), como para hacernos creer que algunos seres humanos somos más desechables que otros. Por su lado, las masivas expulsiones denominadas operativos de limpieza deberían aún hoy causarnos honda indignación y repudio. Anhelo que el encuentro con los hermanos que vienen de los países limítrofes no sea un simple acontecimiento sin pasado y sin futuro, sino que en el curso de los años venideros podamos seguir construyendo eso que alguna vez se dio en llamar la Patria Grande. ¡Que así sea!

RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com

miércoles, 9 de febrero de 2011

074 - Globalización y Adolescencia

(Publicado en Reflexiones sobre Educación con fecha 25/3/2011 y en el Diario de Cultura y Educación de Rosario con fecha 30/3/2012)

GLOBALIZACION Y ADOLESCENCIA

Sabemos que la globalización es un proceso económico, político, social, cultural y tecnológico a gran escala, caracterizado por la creciente comunicación e interdependencia entre distintos países del mundo unificando sus mercados, sus sociedades y sus culturas. Es considerada como un proceso dinámico producido esencialmente por los territorios que han abierto sus puertas a la revolución informática, cobrando fundamental importancia el rol de las empresas transnacionales y la libre circulación de capitales, junto con la definitiva implantación de la sociedad del hiperconsumo. Aunque debe señalarse que, la globalización actual en curso, incluye sólo al quince por ciento (15%) de la población mundial, dejando al resto del planeta por fuera de este nuevo orden internacional cuya hegemonía ejercen claramente los Estados Unidos de América. Para ellos, quienes cuestionan este modelo neoliberal son considerados como verdaderos globalifóbicos.

La pregunta que aquí nos formulamos es cómo incide en nuestros jóvenes del siglo XXI esta concepción de Aldea Global, donde todo parece escurrirse velozmente y donde supuestas fuerzas anónimas se encuentran operando en una vasta tierra de nadie. Hoy vivimos bajo la mano invisible de los mercados y el poder planetario está concentrado en un número de voluntades cada vez menor. Según el filósofo francés Gilles Lipovetsky, la sociedad del hiperconsumo es la tercera etapa histórica del capitalismo, caracterizada por la globalización de los mercados y la desregulación financiera, por el papel creciente de las firmas multinacionales, por la revolución de las técnicas de la información, por la preeminencia de un marketing global, por el desarrollo de las megamarcas o hipermarcas, por el florecimiento de una producción a medida de las masas, que ha cedido su paso a la lógica de la multiplicación de la variedad y de una obligada renovación perpetua.

Además de impulsar a los adolescentes al hiperconsumo, para este sistema es fundamental mantenerlos consumiendo. Gracias a la nueva porosidad de las economías presuntamente nacionales, los mercados financieros globales imponen sus leyes sobre el planeta y lo relevante para ellos es construir un modelo de consumidor-mundo. La motivación del megaconsumo se convierte, entonces, en un dispositivo clave, cual es introducir en la consciencia —y también en el inconsciente— de los pibes la idea del superconsumo. Algo así como consumir para la Humanidad, convertirlos en sujetos del consumo para los objetos del consumo. Los emprendimientos transnacionales articulan ideológicamente el proceso de organización simbólica de esta nueva economía mundial; y todo esto se hace de modo fluido, muy rápidamente. Por supuesto que, estas macroeconomías de gran velocidad no hacen otra cosa que dejar fuera de carrera a nuestros niños y jóvenes.

La era de la globalización se caracteriza por las formas intangibles y hoy se vive en una selva artificial, en la selva fabricada de la que habla el sociólogo británico Anthony Giddens. Y obviamente, una herramienta esencial para el logro de la aludida fabricación es la publicidad. Su lógica procura incidir directamente tanto en los deseos como en las transgresiones de los adolescentes, controlando y modificando sus códigos sociales de acuerdo a las conveniencias del mercado. Rige, además, el carácter efímero de las modas y de los gustos, pues la propaganda misma es una industria en sí. Es más, cualquier ataque contra el marketing es considerado como una agresión contra el capitalismo. La publicidad va siempre a la caza de nuevos productos y de más giles, con perdón de la expresión. Para ello se estudian profundamente los comportamientos de los pibes y sus razones para consumir, e incluso se trasladan los productos y las marcas a sus juveniles figuras.

La juventud es introducida casi por la fuerza en la estratósfera de las supermarcas, mediante la aceptación acrítica de normas y valores impuestos por el dios mercado. Los medios concentrados de comunicación masiva ayudan —y mucho— al articular ideológicamente qué deben pensar, sentir y hacer nuestros adolescentes. Y esos grandes monopolios implican también ausencia de alternativas, pues todo va en procura de que la identidad de la juventud camine al lado de la identidad de las marcas. Si las empresas transnacionales tienen alma, desde ya sus marcas pueden generar sentimientos. Esa es la idea: colocar a la cultura en un segundo plano y hacer que la marca sea la estrella, donde nuestros chicos se estrellen. Tal vez el límite extremo de las hipermarcas sea inscribirlas en la carne humana: a modo de ejemplo, vale comentar que las salas de tatuajes de los Estados Unidos informan que el logo de Nike es el que más piden sus jóvenes clientes.

Resulta llamativo que esta cultura posmoderna incita a los chicos directamente a comprar, aún cuando todavía el producto no haya salido a la venta. Se producen infinidad de artículos para que no duren y hoy rige el concepto de la obsolescencia planificada. La actual mega economía intenta convertirse en una pasión que se autodestruye por su propia rapidez e intensidad. Ninguna duda cabe que, cuando los adolescentes actúan como consumidores de la hipermodernidad, dejan de pensar por sí mismos acorde con las condiciones de exceso y de exuberancia estimuladas por vía de la propaganda. A poco de adquirir cualquier producto, ya se pierde el interés por él. Todo lo contrario a aquellas sabias palabras de Sócrates quien, al ver algunos objetos de lujo expuestos para la venta en una de las tiendas de su época, irónicamente dijo: “¡Cuantas cosas hay aquí que yo no necesito!” Al final de la vida no nos preguntarán qué tenemos, sino simplemente quiénes somos.

Las megamarcas antes referidas no son meros productos, sino buscan ser un estilo de vida dirigido al consumidor masivo. Zygmunt Bauman, el sociólogo y ensayista polaco, refiere que el Nuevo Orden Mundial se parece más a un nuevo desorden planetario, donde las riquezas son globales y la miseria es local. Y ello incide de lleno en la vida laboral de los jóvenes, quienes a través del software y el wetware son reemplazados y desplazados de los actuales mercados abstractos de bienes y servicios en una economía virtual en red. Son relativamente pocos los llamados a consumir mundo, mientras aumentan considerablemente los consumidos por el mundo. El trabajo esclavo en las grandes firmas está a la orden de día en pleno siglo XXI; y se ha ampliado sensiblemente la brecha entre ricos y pobres, entre incluidos y excluidos. Impera la suerte sombría de los rmistas, neologismo que expresa la nueva realidad de la expulsión casi constante de los ámbitos laborales.

Por supuesto que, en estos tiempos que corren, también nos encontramos con muchos jóvenes verdaderamente comprometidos con la comunidad a través de diversos proyectos políticos, sociales y culturales. Adolescentes participando intensamente en temáticas tales como: derechos humanos, trabajo y producción, educación, medios y comunicación, integración regional, cuidado del medio ambiente, entre otras. Pibes apostando al proceso democrático vigente en nuestro país desde hace ya más de veintisiete (27) años, promoviendo programas encaminados al bienestar general de la sociedad, contribuyendo a solucionar problemáticas puntuales de los que menos tienen, planteando acciones concretas para la apertura de múltiples espacios interdisciplinarios en los cuales los adolescentes actúan como sujetos plenos de su propio desarrollo. En síntesis, hablamos ni más ni menos que de una juventud creativa y adaptada activamente a la realidad actual.

Desde la Psicología Social podemos trabajar con grupos de jóvenes y adolescentes, operando junto a ellos para intentar comprender las múltiples aristas de esta nueva realidad globalizada, haciendo una crítica constructiva tanto de la actual vida cotidiana como de los tiempos futuros que les tocará transitar. Dejar atrás la mirada ingenua que impide advertir que los mensajes consumistas hacen a la construcción de la subjetividad de nuestros jóvenes, formando un sujeto cognoscente, deseante y productor apto para un mundo impuesto por fuerzas transnacionales anónimas y difíciles de identificar. Si acaso esta Aldea Global se ha instalado definitivamente, será entonces preciso luchar por una globalización diferente, guiada por una visión más solidaria y por otro proyecto de civilización mundial. Crear un nuevo orden social requiere enormes e ingentes esfuerzos, por lo que estas consideraciones anhelan ser un simple punto de partida.

RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com