lunes, 1 de diciembre de 2014

123 - Intervención Psicosocial en Grupos con Desocupados (Parte II)

(Publicado en Psicología Social para Todos: tierra y escritura del hacer, sentir y pensar - Año 7 Nro. 68 de diciembre de 2014 y en A.P.S.R.A. - Experiencias Psicosociales con fecha 30/1/2017)

INTERVENCION PSICOSOCIAL EN GRUPOS CON DESOCUPADOS 
(Parte II)

En la nota del pasado mes de noviembre hicimos referencia al libro de las psicólogas sociales Eugenia Manzanelli y Elena Rubins: La desocupación: el sufrimiento humano y social (talleres de reflexión y aprendizaje con desocupados — 1996 a 2010). Allí ambas autoras se preguntan si la Psicología Social Argentina puede hacer algo con respecto a la temática del trabajo y del desempleo. Por supuesto, la respuesta es afirmativa toda vez que nuestra disciplina puede contribuir a mejorar —con un cambio de actitud y de aptitud— las condiciones de los sin trabajo en su búsqueda de empleo.

Los quince años de compartir con desempleados constituyen una muy rica experiencia grupal, que afortunadamente está plasmada en el libro citado. En los talleres se ponían en juego las nociones del sujeto social, la relevancia del contexto, el vínculo grupal, la interacción y la asignación de roles, la tarea y la pre-tarea, la adaptación activa a la realidad y la resistencia al cambio (con sus miedos básicos universales a la pérdida y al ataque), las fantasías conscientes y los fantasmas inconscientes, la comunicación y el aprendizaje, los grados de pertenencia y pertinencia, la cooperación, etc.

En nuestro lenguaje común, el significado de taller (del francés atelier) hace referencia al lugar donde se repara y/o se produce colectivamente. Las definiciones que brinda el diccionario de la Real Academia Española son: lugar en que se trabaja una obra de manos; escuela o seminario de ciencias o de artes; conjunto de colaboradores de un maestro. Un poco de todo esto fue desplegándose en los encuentros grupales, rotando los liderazgos a la vez que se enfatizaba la relación entre los saberes de referencia y los saberes prácticos de todos y cada uno de los desocupados-miembros.

La Psicología Social entiende el aprendizaje y la reflexión grupal como un acercarse a aprehender la realidad, para transformarla y transformarnos. Cada reunión ayudaba a tomar y a asumir nuevas decisiones, siendo la mutua representación interna entre los miembros una base esencial en cada encuentro colectivo. Así, si bien la tarea principal consistía en la búsqueda de empleo, decimos que la participación en un grupo —nada menos que en nuestro grupo— logra ir aliviando la angustia y la presión (ya sea social como personal y familiar) generada por la situación concreta de la desocupación.

La transferencia positiva o negativa del grupo con el coordinador —y de los integrantes entre sí— compone lo que conocemos como clima grupal. De ahí la importancia de estar sentados en círculo o ronda, con el fin de facilitar la mirada y la escucha de cada uno de los asistentes. Un primer vínculo, un principio de sentirse pares, hacía que fuera surgiendo la pertenencia y la pertinencia en la tarea común. Iba emergiendo el interjuego entre la verticalidad de cada persona y la horizontalidad del grupo; logrando avanzar en la desestructuración de sus roles inscriptos estereotipados.

Los equipos de coordinación fueron mejorando con el transcurrir de los talleres. Se escuchaba lo dicho y en particular lo no dicho, eso que subyace detrás de las palabras expresadas. Siempre es relevante el lenguaje corporal e incluso los silencios, pues bien sabemos que en el silencio habla también la palabra negada. La mira estaba puesta en lo manifiesto y en lo latente, en lo explícito y en lo implícito, en lo consciente y en lo inconsciente. Se aprovechaba el surgimiento de los liderazgos para apoyarse en sus reflexiones, especialmente cuando surgían dilemas y contradicciones grupales.

Al finalizar cada encuentro la coordinación trabajaba los emergentes; es decir, eso concreto que sucedía en las reuniones para visibilizar los observables, para conversar sobre las intervenciones y los señalamientos efectuados. Y también para corregir lo que fuese necesario y así proyectar la siguiente convocatoria. Llamaron a esta instancia del proceso grupal como la cocina y fue una herramienta muy útil a los fines de revivir el grupo nuevamente. Como dicen las autoras del libro: todo esto se llevaba a cabo en un clima de enseñaje colectivo. Enseñando y aprendiendo al mismo tiempo.

De las crónicas tomadas en las primeras citas pueden señalarse algunos comentarios de sus miembros, que resultan muy ilustrativos del sentir que sufrían con motivo de hallarse sin empleo: tengo mucha angustia, trato de sostener mi interioridad; en las reuniones familiares siento ganas de irme, me da mucha vergüenza; toqué fondo y no sé cómo enfocarme, estoy cansado; quedé preso de agorafobia; un desocupado no es alguien que perdió su trabajo, sino alguien que perdió su proyecto de vida; somos una reserva de mano de obra barata; las empresas juegan con nuestra angustia; etc.

Muy diferente era lo que se pensaba, lo que se sentía y lo que se hacía al concluir cada taller de reflexión y aprendizaje. Algunos consiguieron un trabajo y otros se animaron a iniciar un emprendimiento individual, familiar o comunitario. Hubo también quienes descubrieron aptitudes que ellos mismos desconocían y, por supuesto, no faltaron las deserciones. Pero lo destacable es que, con la técnica de nuestros grupos psicosociales, las actitudes personales de los asistentes se fueron dinamizando. Sostenemos, pues, que lo grupal es un nosotros práctico; un nosotros de acción, tarea y operatividad.

RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com                                                                                                                                                                      

sábado, 1 de noviembre de 2014

122 - Intervención Psicosocial en Grupos con Desocupados

(Publicado en Psicología Social para Todos: tierra y escritura del hacer, sentir y pensar - Año 7 Nro. 67 de noviembre de 2014 y en A.P.S.R.A. - Experiencias Psicosociales con fecha 28/1/2017)

INTERVENCION PSICOSOCIAL EN GRUPOS CON DESOCUPADOS

Otro ámbito donde los psicólogos sociales podemos intervenir está vinculado a la problemática de la desocupación y el trabajo; espacio que también reclama nuestra presencia como verdaderos agentes de cambio capaces de modificar la realidad —y  modificarnos a la vez— en la medida de nuestros saberes y posibilidades. Con la fuerza de lo grupal, la meta es ir dejando de lado toda mirada ingenua e inocente de nuestra cotidianeidad, intentando observar críticamente lo que verdaderamente nos circunda para así lograr pensar, sentir y obrar de un modo más ingenioso y fecundo.

Quienes mucho nos pueden ilustrar en esta materia son las psicólogas sociales Eugenia Manzanelli y Elena Rubins pues, en el año 1996, fueron co partícipes de la creación del área Trabajo y Desocupación en la Asociación de Psicólogos Sociales de la República Argentina (APSRA). Junto a otros colegas preocupados por la crisis laboral de aquel entonces, constituyeron un equipo que desarrolló programas con diversos dispositivos: talleres con desocupados y sub ocupados, encuentros con jóvenes en escuelas de esta  ciudad capital, organización de  seminarios, de jornadas y de congresos, entre otros.

Esa experiencia se encuentra plasmada en un libro de reciente aparición, que lleva por título La desocupación: el sufrimiento humano y social (Ediciones Nuevos Tiempos,  abril de 2014). Ambas psicólogas sociales arriba mencionadas son sus autoras y el texto describe lo acontecido en los talleres de reflexión y aprendizaje entre 1996 y 2010 (quince años en total). Con la técnica de los grupos operativos pichonianos, se comenzó a trabajar con muchos de los desempleados que quedaron en la calle como consecuencia de las políticas neoliberales y expulsivas de los años noventa.  

Así, cabe decir que nuestra Psicología Social puede hacer mucho con los trabajadores desocupados, sobre todo con aquellos que sufren una situación traumática producto de la vulneración de sus derechos. Los asistentes a los talleres logran transformar su posición personal y singular, ya que en los grupos van apareciendo tanto proyectos colectivos como de apoyo recíproco. La intervención en este proceso grupal centrado en la tarea es una actividad creadora en la que algo nuevo se produce cuando cada miembro consigue, en su vinculación con los otros, recuperar su protagonismo.

Hablamos de grupos centrados en la tarea, entendiendo a ésta no solamente como un trabajo a realizar por los integrantes sino con la significación que le diera Enrique Pichon-Rivière; es decir como uno de los momentos situacionales del acontecer grupal. Pues, en dichos talleres con desocupados siempre se enfatizó la relación entre los saberes de referencia y los saberes prácticos necesarios a los efectos de salir del pozo, articulando los fundamentos conceptuales, las experiencias previas de cada uno y el propio accionar en la búsqueda de soluciones a los problemas que evidenciaban.    

La tarea es la marcha del grupo hacia su objetivo, un hacerse y un hacer dialéctico hacia un fin, que es una praxis y una trayectoria. A la tarea explícita de poder reinsertarse en el mercado laboral, subyace una tarea implícita que apunta al mundo interno del desempleado, a la ruptura —a través del esclarecimiento personal y colectivo— de las pautas estereotipadas que significan un obstáculo frente a toda postura de progreso o transformación. En los talleres sus miembros recobran no solamente su estima individual, sino también el reconocimiento familiar y social.

Desde una óptica psicosocial, sostenemos la necesidad y la relevancia en lo que hace a la promoción de estos ámbitos de reflexión y de aprendizaje colectivo que ayudan a superar las peores actitudes negativas para la inserción laboral, como así también que potencian las posibilidades individuales y grupales. Es útil seguir subrayando la clara función de contención del conjunto hacia sus participantes quienes, poco a poco y encuentro tras encuentro, van adquiriendo ese progresivo sentimiento de seguridad y de mayor arrojo que suelen brindar los espacios colectivos gestados en comunión.

Vale recomendar la lectura del libro pues, si bien se focaliza en una experiencia concreta que gira en torno al desempleo y el trabajo, bien puede implementarse —con algunas variaciones técnicas— en otros campos de intervención psicosocial. El prólogo es del doctor Fernando Fabris, quien destaca una virtud dialéctica fundamental de la rica labor llevada a cabo por las autoras Manzanelli y Rubins (*), cual es la correcta y creativa articulación de teoría y práctica o, dicho de otra manera, la interrelación profunda entre lo singular concreto y el abordaje teórico-metodológico.

(*) Eugenia Manzanelli es Psicóloga Social y Técnica Superior en Coordinación Grupal, especializada en Análisis Institucional; y Elena Rubins es Psicóloga Social y Licenciada en Sociología.

RONALDO WRIGHT
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martes, 28 de octubre de 2014

121 - Drogas, Juventud y Salud Social

(Publicado en la revista de cultura y política La Tecl@ Eñe - Año XIII Nro. 65 correspondiente al bimestre noviembre - diciembre de 2014)

DROGAS, JUVENTUD Y SALUD SOCIAL

En la anterior edición de La Tecl@ Eñe cerramos nuestra nota (“Jóvenes trabajando por los jóvenes”) expresando que la drogadependencia no es tan sólo una cuestión de salud mental, sino esencialmente de salud social. Precisamente, hoy la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) se encuentra trabajando con un grupo de diputados, a los efectos de  presentar un proyecto de ley que transparente —y haga legal— lo que ya existe a partir del fallo Arriola de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

En esa causa judicial se dispuso que el consumo de estupefacientes en el ámbito privado —y sin ostentación a terceros— esté protegido por el art. 19 de nuestra Carta Magna. No se trata de alentar la ingesta de drogas ya que, si es adictiva, debe ser tratada, pero desde la salud y no de la mera penalización. Más allá del alboroto  periodístico que se ha desatado en estos días —con diversidad de opiniones—   destacamos la importancia que un proyecto de estas características sea debatido en el  Congreso Nacional, en donde pueda analizarse en profundidad.

Máxime porque la mayoría de los involucrados son nuestros pibes y jóvenes, con sus vidas en riesgo. Así, también hay equipos estudiando el modo de establecer algún tipo de regulación referida a la publicidad que promueve la venta de medicamentos y  alcohol. Además, hay que avanzar sobre el narcotráfico, pues allí está el gran problema  y no en los adolescentes consumidores. No es cuestión de perseguir sólo a mulas y pequeños dealers. La idea central es que la población tome conciencia y poder lograr un cambio cultural profundo, que obviamente requiere tiempo y esfuerzo.

Siguiendo en esa línea de acción,  la SEDRONAR acaba de presentar la Diplomatura de Operador Socioterapéutico, que se dictará en conjunto con la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Una primera etapa está orientada hacia los directores y el personal de las Casas Educativas Terapéuticas (CET) y de los Centros Preventivos Locales de las Adicciones (CePLA). Sin embargo, se prevé que las próximas ediciones estén abiertas a todos los miembros de la comunidad, pues el fin es seguir preparando  a profesionales para el abordaje y el tratamiento de los consumos problemáticos de sustancias.

Los graduados de esta diplomatura se hallarán capacitados para desempeñarse en las comunidades, en los barrios y en los grupos en situación de riesgo social y derechos vulnerados. Y también en las instituciones y en las organizaciones no gubernamentales que aborden esta difícil y compleja temática. Como venimos diciendo desde hace un tiempo atrás, se trata de trabajar allí donde están los pibes que nos necesitan como miembros de la sociedad. Tarea que hay que abordar desde los valores expresados en las cinco vocales, a saber: Apertura, Entrega, Idoneidad, Optimismo y Unidad.

Asimismo, el Area de Estrategias Preventivas en el Ambito Educativo de la SEDRONAR festejó el pasado mes de septiembre —junto a más de 400 jóvenes— el Día Nacional de la Juventud, haciendo talleres de reflexión y sensibilización sobre el consumo de drogas con chicos y chicas de más de treinta escuelas secundarias del Municipio de Morón. Cabe recordar que aquel día nació en memoria de la trágica Noche de los lápices, en la cual varios militantes y estudiantes que pedían por el boleto estudiantil fueron secuestrados, torturados y asesinados por la dictadura cívico-militar.

Otra buena noticia en relación a nuestra juventud es que, en el marco del Programa Recuperar Inclusión, se inauguró hace pocos días la primera CET - Casa Educativa Terapéutica en la localidad santafecina de Granadero Baigorria. Estas casas brindan  acogimiento y cobijo en procura de mitigar el consumo de drogas y alcohol, promoviendo acciones de restitución de los derechos a la vida, la salud, la enseñanza y el trabajo. Dicho abordaje se realiza por medio de cinco ejes fundamentales: la contención, la educación, la recreación, la terapia y la capacitación de agentes.

Las políticas públicas deben estar orientadas a instituir los recursos para la atención, prevención e inclusión de los chicos que atraviesan conflictos con los estupefacientes. De allí la construcción y el fortalecimiento de ciento cincuenta Centros Preventivos Locales de Adicciones (CePLA) como espacios de contención en los que se realizan distintas actividades de formación, de concientización y de recreación. El ánimo es dar impulso a la creatividad y al pleno desarrollo tanto cultural como artístico y deportivo, en pos de un futuro mejor y menos exclusivo para nuestros pibes y adolescentes.

De lo que antecede se desprende el interés de incentivar la participación juvenil en la mayor cantidad de espacios comunitarios y, a partir de ahí, continuar pensando en comunión las diversas herramientas para emprender la cuestión de las drogas. La ingesta de sustancias nocivas es una problemática multicausal que atraviesa a toda la sociedad y que, por tanto, requiere del compromiso de todos. Desde la SEDRONAR se interpela a los jóvenes como potenciales agentes de prevención, entendiéndolos como  actores claves y esenciales que también pueden comprender y ayudar a sus pares.

RONALDO WRIGHT
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lunes, 1 de septiembre de 2014

120 - Operando en un Centro de Jubilados

(Publicado en Psicología Social para Todos: tierra y escritura del hacer, sentir y pensar - Año 7 Nro. 66 de octubre de 2014)

OPERANDO EN UN CENTRO DE JUBILADOS

Las psicólogas sociales Noelia Straface, Dina Silvero y Silvia Alvarito se encuentran actualmente trabajando en el centro de jubilados Amigos de la 18 de Julio, ubicado en el municipio bonaerense de Hurlingham. El pasado 21 de junio de 2014 presentaron su experiencia en el IV Congreso de Psicología Social, que se llevó a cabo en el teatro Metropolitan de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y obtuvieron uno de los premios ECRO otorgados en dicho evento. Es este otro espacio en donde podemos intervenir los operadores psicosociales, por lo que a continuación haremos una síntesis de la labor desplegada con un claro objetivo: el propósito de mejorar las condiciones de vida de esta comunidad, haciéndola artífice de sus propios cambios.      

La intervención de toda actividad grupal centrada en la tarea es un proceso creador en que algo nuevo se produce cuando cada integrante del grupo puede, en el vínculo con los otros, recuperar su protagonismo. En el caso puntual que aquí se trata, la idea es fortalecer el presente de estos adultos mayores con proyectos nuevos, ocupando su cotidianeidad con diversos emprendimientos, abriendo un espacio y un tiempo para la mejor interacción y vinculación de los integrantes entre sí, proponiéndoles tareas recreativas y lúdicas, etc. Esta modalidad de trabajo propende al desarrollo personal y colectivo de los miembros, además de ser una invitación a convivir en un ambiente que facilita la intimidad y garantiza la privacidad del acontecer colectivo.

Una de las características de este grupo es que prácticamente no hay conflictos entre sus miembros, pues consideran que bastante ya tienen en sus vidas cotidianas: vgr: hijos que no los visitan, dificultades económicas, enfermedades y achaques en su salud, etc. Entienden que este es un ámbito que les pertenece y lo utilizan         —como ellos mismos dicen— para la reflexión, la diversión y la contención. Así, tienen sus respectivos números de teléfonos y se mantienen siempre comunicados. Si alguno de los integrantes no está pasando un buen momento, recibe el cálido apoyo de sus compañeros no sólo durante las reuniones habidas en el centro de jubilados sino también durante la semana y por fuera de dicho encuadre prefijado.

Pichon-Rivière decía que la muerte está tan lejos como grande es la esperanza que construimos. Y precisamente estos abuelos se hallan en esa labor pues, encuentro tras encuentro, interactúan y se divierten con las distintas propuestas psicosociales que sus coordinadoras les ofrecen. Con varias técnicas psicodramáticas y propias de los grupos operativos participan —sentados en círculo— de los llamados habladeros en los cuales recuerdan los viejos tiempos, además de charlar sobre la actualidad que les toca vivir. Crean talleres literarios y obras de teatro espontáneo, cuentan cuentos, se disfrazan y bailan con total júbilo y desparpajo. Intercambian sus roles, realizan risoterapia y con  técnicas de comunicación juegan al bingo musical o al teléfono descompuesto.

Si hoy en día la vejez está desvalorizada y nuestros ancianos son marginados, cabe aquí señalar que este espacio en el centro de jubilados va en una dirección bien distinta. Los integrantes del grupo logran desplegar su propio potencial a medida que las reuniones se suceden y, con una lógica de ensamblaje, todos se fortalecen mutuamente para así  compartir la capacidad de afectarse desde sus respectivas vivencias. La operatividad  psicosocial permite crear y experimentar modos nuevos de vincularse y de concebir lo comunitario. Esa energía común de la que hablamos no es otra que la de pensar, sentir y actuar de una forma renovada; generadora de disfrute, alegría y bienestar con su inevitable efecto multiplicador esparcido hacia todos los participantes.

Completando esta breve exposición, digamos que el texto ganador del mencionado  premio ECRO alude también al concepto de vejez y su historia, esa última etapa de los seres vivos antes de producirse su deceso y que es una consecuencia del paso del tiempo. Nuestra cultura suele eludir –e incluso negar- el tema del fallecimiento, de la finitud; cuando es conocido el dicho que expresa: “padres que no le tienen miedo a la muerte forman hijos que no le temen a la vida”. Alfredo Moffatt, en tono de humor, considera que los humanos pertenecemos a la tribu de los Uterumbas, pues nuestro destino no es otro que ir del útero a la tumba. De allí la importancia de abordar nuestro envejecimiento con una mirada desde y hacia la salud.

Así sucede en este espacio social, pues todos los integrantes            —incluyendo a las tres coordinadoras— apuestan a la vida y se ven impulsados a una mayor espontaneidad y flexibilidad, vinculándose de un modo más estrecho con sus emociones y sentimientos. Cada reunión es una invitación a la horizontalidad colectiva, para arribar a un contacto de persona a persona más intenso y más real. Se propaga la capacidad de expresión, de escucha, de intimidad y de relacionarse con los otros. Los psicólogos sociales fuimos formados trabajando en grupos y sabemos muy bien lo que significa esperar con ansias la próxima reunión, como así también llevarnos adentro nuestro la felicidad grupal al finalizar cada encuentro. ¡Eso es lo que sienten estos adultos mayores!  

RONALDO WRIGHT
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jueves, 14 de agosto de 2014

119 - La Psicología Social en los Geriátricos

(Publicado en Psicología Social para Todos: tierra y escritura del hacer, sentir y pensar - Año 6 Nro. 65 de septiembre de 2014 y en A.P.S.R.A. - Experiencias Psicosociales con fecha 1/1/2016)

LA PSICOLOGIA SOCIAL EN LOS GERIATRICOS

Con el fin de continuar difundiendo la labor que podemos desempeñar los psicólogos sociales, tomé contacto con Adriana Gladys Ricci y su trabajo en varios geriátricos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ella es Acompañante Psicoterapéutica y Técnica en Comunicación y Psicología Social; y desarrolla una interesante tarea grupal con adultos mayores alojados en distintos hogares. Los ejes esenciales de su rol coordinador son el vínculo, la comunicación y el aprendizaje. Así pues, ¿qué hacer con estos ancianos y sus vínculos? ¿Cómo facilitar la comunicación para que, a través del diálogo, logren ir recuperando sus partes alienadas a causa de la internación? ¿Qué nuevos aprendizajes son capaces de incorporar en sus ya muy transitados mundos internos?  

Un dato relevante es que los abuelos y abuelas esperan con muchas ganas la llegada de Adriana al lugar, pues cada reunión grupal les resulta muy rica en sensaciones y vivencias. Juntos comparten tanto charlas sobre su situación actual y recuerdos del allá y entonces, como también actividades lúdicas, recreativas, de reflexión, etc. Los objetivos generales son: fomentar el deseo de convivir en los hogares, reconociendo la compleja trama vincular de los ancianos entre sí y con las personas que los atienden;  promover el conocimiento recíproco de los internados y su reubicación en las redes sociales, desde el lugar y modo que sea posible. Sabemos que cada agrupación tiene su dinámica particular, generando y engendrando su propia cultura.

Se trata de abordar integralmente un dispositivo de alojamiento convivencial para quienes están internados, ayudándolos a sostener e incrementar sus capacidades de pensar, de sentir y de hacer. Empleando varias técnicas de los grupos operativos y sentados en círculo —de forma que todos puedan mirarse e interactuar— conversan sobre su realidad puntual en el geriátrico, pudiendo así muchos de ellos transitar y tramitar sus miedos y sus ansiedades. Como el mundo exterior se les presenta mediado por las pantallas de los televisores, también se reflexiona grupalmente sobre eso que ven y escuchan a diario: un mundo con particularidades muy diferentes al que les tocó vivir y del cual la mayoría siente —y sabe— que se está despidiendo.

Puede señalarse que la coordinación precisa ser mucho más activa y participativa al  operar con individuos de la tercera edad, a efectos de mantener y fomentar la comunicación intragrupal. Es decir, el coordinador debe ejercer —las más de las veces— cierto liderazgo en pos de preservar la direccionalidad de su tarea específica. Es habitual que el diálogo entre los abuelos deba ser facilitado por quien tiene el grupo a cargo, haciendo que el rol organizador sea más dinámico. Así, la psicóloga social Ricci suele llevarles fotos de aquellos tiempos pasados que los incentivan a expresar sus recuerdos y anécdotas de lo vivenciado; como también canciones y viejos temas musicales que incluso los movilizan al punto de terminar todos bailando.

Hace poco, al llegar la coordinadora a uno de los geriátricos se encontró con una abuela cantando La pulpera de Santa Lucía, mientras las demás integrantes la seguían con sus miradas. Rápidamente, Adriana Ricci interpretó que ella estaba operando como portavoz, es decir: aquel miembro que en algún momento denuncia el acontecer  grupal, las fantasías que lo mueven, las necesidades y ansiedades de todos ellos. Y así sucedió efectivamente, ya que el grupo comenzó a cantar y charlar sobre viejos temas musicales y sus intérpretes, y a recordar aquellos bailes de carnavales a los que concurrían. Siempre se está atento a lo que —en términos psicosociales—se conoce como alcahuete del grupo, trovador-radar o comentarista de emergentes.

Por otro lado, siempre decimos que en toda agrupación se presentan desavenencias y disputas de la más diversa índole. Por supuesto, ellas también habitan en los citados  geriátricos. Aquí es esencial operar procurando transformar lo hostil en tierno, bajando los decibeles de la situación conflictiva y, fundamentalmente, dejando el mejor clima colectivo al momento de finalizar el coordinador psicosocial su tarea diaria. Por tanto, siempre son bienvenidos los juegos de ingenio, los acertijos, los chistes, el recuerdo de las películas de antes y de sus protagonistas —actores y actrices— que llegan muchas veces a inspirar el erotismo de las abuelas y abuelos que, pese a sus edades, aún sigue vigente tanto en sus imaginarios como en sus traviesas fantasías.

Quiero agradecer a Adriana G. Ricci el haberme permitido participar de su trabajo tan profesional, como así también a los miembros del grupo que me recibieron con mucho cariño y con quienes pude compartir el mejor de los momentos. Los psicólogos sociales tenemos mucho por hacer en todos los espacios en los cuales nos encontremos ante el hombre-en-situación interactuando con sus vínculos cotidianos. Trazo singular y trama vincular. Se trata de continuar trabajando con niños, jóvenes y adultos; en adicciones y en juegotecas; en las escuelas, clubes, empresas, sociedades de fomento, iglesias, templos, sindicatos, cárceles y entes ya sean públicos o privados. Y también para brindar a nuestros mayores una mejor calidad de vida en los geriátricos.  

RONALDO WRIGHT
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lunes, 4 de agosto de 2014

118 - Jóvenes Trabajando por los Jóvenes

(Publicado en la revista de cultura y política La Tecl@ Eñe - Año XIII Nro. 64 correspondiente al bimestre agosto - septiembre de 2014)

JOVENES TRABAJANDO POR LOS JOVENES

                      Todos tenemos un papel que desempeñar para
                      proteger a la juventud del abuso de las drogas.
                                                                                                                                             
Continuando con nuestro artículo Recuperar Inclusión para Niños y Jóvenes, publicado en la edición anterior de “La Tecl@ Eñe”, digamos que el pasado jueves 26 de junio se conmemoró el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, dispuesto por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 1987. Dicha fecha nos recuerda el objetivo pactado por los Estados miembros en cuanto a la promoción de una sociedad global en la que no se usen las drogas de modo ilícito.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) publica cada año el Informe Mundial sobre las Drogas, seleccionando un tema para el Día Internacional aludido. A su vez, lanza una campaña con el objetivo de sensibilizar a la opinión en general acerca del flagelo mundial de la drogadicción, que tiene como fin movilizar el apoyo público y motivar —a través de sus redes y contactos— tanto a los individuos como a las entidades sin fines de lucro a accionar contra el abuso de narcóticos.

Y decíamos en aquella anterior nota que esa ayuda y esa colaboración ya se estaba comenzando a organizar desde las mesas de trabajo conocidas como Jóvenes por los Jóvenes, toda vez que es esencial la promoción y el apoyo de la juventud. Pues así sucedió: los jóvenes militantes del PRO, de La Cámpora y Los Irrompibles de la Unión Cívica Radical presentaron —a mediados del mes de mayo— la Mesa de Juventudes Políticas, dando a conocer su documento fundacional y un cronograma de trabajo.

El acto inaugural se llevó a cabo en el Cabildo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires —de alto valor simbólico como sitio de deliberación y de democracia— y contó con la participación de la ministra de Desarrollo Social porteña y de los titulares de la Red Solidaria y de la SEDRONAR. A partir de un nuevo paradigma y como primera acción conjunta acordaron intervenir en lo que hace al flagelo de las adicciones a las drogas, mirando de frente los problemas sociales y tratando de transformar esa realidad.

Nuestros chicos también pueden cooperar en las 60 Casas Educativas Terapéuticas (CET), brindando acogimiento y contención a otros pibes con el propósito de mitigar el consumo de estupefacientes. O incluso pueden hacerlo en los 150 Centros Preventivos Locales de Adicciones (CePLA), esos ámbitos de ayuda en los que se realizan diversas labores de formación, de concientización y de recreación. Ambos dispositivos intentan generar herramientas más aptas para el logro de un futuro mejor para la juventud.

A estas buenas noticias se suman las de los foros de prevención en adicciones, espacios de formación y de intercambio de experiencias en el trabajo con el consumo de drogas y de sustancias psicoactivas. Su objetivo es brindar instrumentos a la comunidad para la realización de un diagnóstico territorial, teniendo para ello en cuenta ya sea los factores de riesgo como los de protección que definen el grado de fragilidad social. Y tienen el fin de sensibilizar a todos los miembros de la sociedad sobre este real azote.

Esos encuentros se realizan —durante todo el año— a modo de talleres participativos en las distintas ciudades, municipios y barrios del país. También ahí pueden asistir los adolescentes con ganas de comprometerse y colaborar con sus pares que sufren serios conflictos con los narcóticos. La tarea en adicciones es de cada día y requiere de todos mucho esfuerzo, dedicación y contención. Aunque cabe señalar que ya hay miles de pibes trabajando por los otros, metiéndose bien a fondo donde están los problemas.

Obviamente, esta delicada labor debe estar a cargo de profesionales de la salud. Los citados encuentros pueden ser coordinados por psicólogos sociales con la técnica de los grupos operativos. Y teniendo en claro que el joven adicto es un sujeto de derechos que se siente excluido de la sociedad, hay que arduamente trabajar en la inclusión ya que las drogas rompen todos los vínculos. Se trata de resaltar la toma de conciencia de que la drogadependencia no es una cuestión de salud mental, sino de SALUD SOCIAL.

RONALDO WRIGHT
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martes, 17 de junio de 2014

117 - Algo Más Sobre "El Bancadero"

(Publicado en Psicología Social para Todos: tierra y escritura del hacer, sentir y pensar - Año 6 Nro. 64 de agosto de 2014 y en 1968 Grupalista - Biblioteca de Psicología Social Pichoniana con fecha 21/4/2015)

ALGO MAS SOBRE “EL BANCADERO”

Completando la nota publicada en la edición anterior de la revista Psicología Social para Todos, digamos que al crearse, en 1982, la cooperativa de salud mental que luego pasaría a llamarse El Bancadero, no se contaba con el dinero suficiente para llevar a cabo ese proyecto. Comenzó a funcionar en una casa abandonada y destruida casi en su totalidad que fue, poco a poco, restaurada por los primeros integrantes de la asociación. Alfredo Moffatt afirmó que limpiar y reconstruir esa vivienda tuvo algo metafórico, pues a la vez se estaba haciendo lo propio con nuestro sufrido país.

Recién había finalizado la guerra de las Islas Malvinas y la dictadura militar ya iniciaba su huida del poder, factores ambos que incidieron para que aquellos pioneros lograran trabajar sin mayores obstáculos. Por ese entonces también ayudó, y mucho, una nota publicada en la revista de los domingos del diario Clarín, cuyo elocuente título era: Curaos los unos a los otros. Al día siguiente más de cien personas se acercaron a la naciente mutual de asistencia psicológica; y así comenzaron a funcionar los primeros espacios de apoyo, contención y esclarecimiento, operando con grupos y en grupos.

La meta de la agrupación fue, desde sus mismos inicios, el colaborar en la merma del nivel de angustia cotidiana de la población, brindando un auxilio emocional a nivel preventivo y más allá de otras posibilidades asistenciales convencionales. Se intentó rescatar tanto el espíritu de las primitivas sociedades de socorros mutuos de nuestros abuelos inmigrantes, como la idea de las sociedades de fomento barriales que logran  sostenerse —para el bien común— con la iniciativa, el esfuerzo y la unión de todos los vecinos. O sea: un real y comprometido pasaje de lo solitario hacia lo solidario.

El pensamiento y el estilo de trabajo de Enrique Pichon Rivière —y de su psicología social argentina— recorren todos los puntos de esta experiencia, al igual que otros aportes científicos que pueden hallarse en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, o en las prácticas de Alcohólicos Anónimos, o en el Centro de Asistencia al Suicida, y así siguiendo. Se aplican las más variadas técnicas grupales que permiten que cada uno sea un agente curativo del otro, fruto de la creación de un espacio de diálogo para compartir, ilustrar y esclarecer las ansiedades psíquicas.

Muchas veces hemos destacado la importancia que tiene la palabra en los grupos, ya que la pertinencia de nuestra tarea psicosocial se halla cuando nos ocupamos de los individuos interrelacionados, entre otros aspectos, a través del lenguaje y sus voces. El Bancadero es una comunidad terapéutica, un habladero donde los grupos —al pensar, sentir y hacer— se organizan con el fin de reconstruir lo fraterno. En un cálido clima de contención y sentados en rueda, entre sus miembros se produce una verdadera cirugía del alma entre asistentes y asistidos. De ahí que los vínculos amorosos nos curan.

Uno de los once puntos básicos (*) que se leen en el acta de creación de El Bancadero se refiere a disponer equipos móviles en distintos organismos —a modo de educación preventiva en salud mental— y a través de conferencias, mesas redondas, encuentros, debates, etc. Y contribuir también en casos de catástrofes sociales para cooperar, a pedido de las autoridades, en donde sea necesaria la contención humana y la ayuda espiritual (vgr: accidentes, desastres, atentados). Ello es un claro precedente de la actual Comunidad Bancavida y del hoy tan difundido EPS Emergencias PsicoSociales.

Es nuestro deseo que esta institución autogestiva, alternativa y no formal continúe en esta senda por muchos años más, prestando sus múltiples servicios a la comunidad por intermedio de los cuantiosos y comprometidos psicólogos sociales que allí operan.Y que continúe siendo una aventura humana de búsquedas y de encuentros solidarios. (*) Los once puntos básicos que componen el acta fundadora de El Bancadero pueden revisarse ingresando en la página web www.elbancadero.com.ar, al igual que toda la nómina de los integrantes del aquel mítico grupo inicial del mes de agosto de 1982.          
RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com                                                                                            

domingo, 1 de junio de 2014

116 - Alfredo Moffatt y El Bancadero

(Publicado en Psicología Social para Todos: tierra y escritura del hacer, sentir y pensar - Año 6 Nro. 63 de julio de 2014 y en 1968 Grupalista - Biblioteca de Psicología Social Pichoniana con fecha 21/4/2015)

ALFREDO MOFFATT Y EL BANCADERO

                   El Bancadero es una aventura humana de solidaridad                          y de búsqueda… el pasaje de lo solitario a lo solidario.

El pasado jueves 29 de mayo de 2014 se realizó un homenaje a Alfredo Moffatt en el auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional. Además del agasajado, en la referida cita —organizada por el Programa de Derechos Humanos— hablaron Nora Cortiñas, Vicente Zito Lema, Carlos Sica y Ricardo Grimson. Ya en el año 2008, Moffatt había sido declarado personalidad destacada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, teniendo en cuenta su calidad de verdadero innovador en el campo de la psicoterapia.

Es sabido que durante décadas Moffatt desarrolló su labor a través de la formación de grupos, con un objetivo puntualmente orientado tanto hacia los sectores de menos recursos como hacia las organizaciones populares. Queremos unirnos a esos merecidos reconocimientos haciendo alusión, en estas breves líneas, a una de sus creaciones: El Bancadero. Esta institución alternativa, autogestiva y no formal nació allá por 1982, en el curso del último año de la feroz dictadura militar que sufrió nuestro querido país.  

En sus inicios El Bancadero se denominó Cooperativa de Salud Mental; y hoy lleva más de treinta años al servicio de la comunidad, funcionando como una asociación mutual de asistencia psicológica. Siempre operó con una infraestructura de costos mínimos, para así comprobar que no hacen falta grandes sumas de dinero ni fondos económicos para montar un centro comunitario de este tipo, a saber: un lugar de trabajo, atención y aprendizaje (“enseñaje”), contagiado por la solidaridad y el compartir en grupos.

De allí que los propios miembros de El Bancadero sostengan como consigna que ellos trabajan con grupos en grupos. El propósito es el enriquecimiento con el intercambio vincular; y la tarea puntual y específica de cada grupo ya sea intra, inter o trans institucionalmente. Es otro de los tantos espacios —de contención y esclarecimiento— donde los psicólogos sociales podemos operar y aplicar nuestra técnica de los grupos operativos, propuesta por el Dr. Enrique Pichon-Rivière hace más de sesenta años.

Moffatt y El Bancadero bien saben que quien ha participado de esta aventura colectiva ya no volverá a ser el mismo, pues habrá adquirido una nueva posición subjetiva ante sí y ante su circunstancia toda. La fuerza de lo grupal logra cambios dialécticos en sus integrantes, permitiendo de modo fundamental la pérdida de una mirada inocente e ingenua sobre la realidad. Esas reuniones son una  gestalt-gestaltung, una estructura estructurándose, lo que brinda la idea de función instituyente del grupo en el sujeto.

Al tiempo de su fundación, se fijaron los once puntos básicos que lo definen como un  espacio solidario para compartir la angustia. El Bancadero cuenta hoy con dispositivos para los más diversos modos creativos en la elaboración de los conflictos psicológicos, ya sean talleres expresivos de música, de plástica, de dibujo, de teatro, de psicodrama; áreas y  actividades netamente comunitarias: mateadas, almuerzos, jornadas de baile y juegos, de máscaras y títeres, artesanías, murales colectivos, y así otros etcéteras más.

Otra actividad que podemos destacar es el Bancacine —o encuentros de cine debate— donde la propuesta consiste en la proyección de películas que luego se reflexionan y analizan en conjunto. También hay grupos de lectura e intercambio de diversos temas de interés, sin ningún requisito previo en cuanto a conocimientos especializados. La psicología social siempre entendió que cada uno posee algún saber que el otro no tiene y que puede compartir. En los grupos, todos aprendemos y todos enseñamos.

Digamos que esta organización no gubernamental, pionera en el campo de la salud mental comunitaria, no recibe ningún tipo de subsidio ni de ayuda económica. Como asociación mutual sin fines de lucro, se sustenta con el pago de un bono solidario por las aludidas sesiones de asistencia psicológica. Además, no sólo Alfredo Moffatt fue galardonado, sino que también El Bancadero ha recibido el reconocimiento de diversas entidades tanto a nivel nacional como internacional por las actividades que despliega.

Por los grupos de esta asociación mutual de profesionales de la salud mental han transitado más de cuarenta mil personas. Funcionan tres áreas complementarias de abordaje: clínica, comunitaria y talleres expresivos. Al Area Clínica le incumbe lo relativo a la asistencia psicológica desde lo grupal; el Area Comunitaria en lo esencial opera en los vínculos entre lo social y el padecer psíquico (vgr. desempleo, VIH-sida); y los Talleres Expresivos son los ya citados: plástica, escritura, teatro, música, baile, etc.

Siguiendo con nuestro deseo de difundir las múltiples actividades que nos convocan a los psicólogos sociales, concluimos señalando que en la institución se dicta un curso de Introducción a las Técnicas de Coordinación Grupal —conocido como Semillero— ya que de él se nutre el equipo de asistentes. Aquellos que lo finalicen pueden optar por realizar una pasantía voluntaria de tres meses en alguna de las áreas arriba indicadas, para luego contar con la posibilidad de integrar el plantel de modo permanente.

RONALDO WRIGHT
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martes, 13 de mayo de 2014

115 - Recuperar Inclusión Para Niños y Jóvenes

(Publicado en la revista de cultura y política La Tecl@ Eñe - Año XIII Nro. 63 correspondiente al bimestre mayo - junio de 2014)

RECUPERAR INCLUSION PARA NIÑOS Y JOVENES  

Hay quienes sostienen que las adicciones —en lo que va de este tercer milenio— se han erigido en la religión de los pueblos posmodernos, además de exponer los costados más siniestros y aberrantes de las sociedades del hiperconsumo. Sabemos que las  drogas producen en los niños y jóvenes una fuerte dependencia patológica (física, psíquica y social) que causa un profundo deterioro en todos sus vínculos, ya sean familiares, educativos, laborales, de amistad, etc. aparte de un gravísimo daño a la salud. La droga destruye aquella parte de la estructura cerebral que les posibilita decidir sobre su dignidad, su libertad, su estima e incluso sobre sus derechos.    

En una nota anterior (ver “Algo sobre Drogas, Pobreza y Niñez”, publicada en la edición nº 43 de La Tecl@ Eñe, correspondiente al bimestre noviembre-diciembre de 2010), decíamos que los pibes pobres de nuestro país conforman un grupo de alto riesgo en lo que a conductas adictivas se refiere. Y afirmábamos que con la cooperación y el consenso de organismos gubernamentales y no gubernamentales, los especialistas de distintas áreas podíamos colaborar para que encuentren un nuevo modo de estar con ellos mismos y de convivir con los demás. Ante tanta deprivación, abrir nuestros corazones para conectarnos francamente con ellos en una especie de parrhesía.

Pues, hace muy poco la Secretaría de Prevención de las Adicciones y Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) ha firmado con el Ministerio de Planificación Federal un convenio marco que tiene por fin la construcción y el fortalecimiento de sesenta Casas Educativas Terapéuticas (CET) y de ciento cincuenta Centros Preventivos Locales de Adicciones (CePLA) en todo el país. El plan es crear los recursos para la atención, prevención e inclusión de los chicos que atraviesan problemas con las drogas.  Esta política inclusiva pretende garantizar la inserción cultural, educativa y laboral de los niños y adolescentes en pos de la construcción de un proyecto de vida saludable.

Las Casas Educativas Terapéuticas (CET) brindan acogimiento y contención en procura de mitigar —en contextos de alta vulnerabilidad social— el consumo de drogas y/o alcohol, promoviendo acciones de restitución de los derechos a la vida, a la salud, a la educación y al trabajo. Por su lado, los Centros Preventivos Locales de Adicciones (CePLA) son espacios de contención en los que se realizan diversas actividades de formación, concientización y recreación; con el objeto de generar las herramientas aptas para la consecución de un futuro mejor de los jóvenes. Se trata de dar impulso a la creatividad y al pleno desarrollo tanto cultural como deportivo y artístico.

En el marco del programa Recuperar Inclusión y con una inversión final de unos dos mil millones de pesos, se prevé la construcción de cuarenta (40) nuevos espacios y veinte (20) edificaciones refuncionalizadas. Además, se comenzará a trabajar con los clubes, organizaciones sociales e intermedias, iglesias e instituciones religiosas de distintos credos, para así conformar una red de inserción comunitaria para los chicos y jóvenes que se encuentran en situación de fragilidad social. Prevenir con el propósito de anticiparse a los problemas que implica la dependencia a las drogas y estar preparados para evitar los riesgos y las consecuencias que puedan producir en nuestros pibes.

Cabe apuntar que se están organizando las denominadas mesas de trabajo Jóvenes por los Jóvenes, pues se entiende que quienes se involucran —cada uno desde su lugar específico— ayudan mucho para que este peligroso flagelo no nos gane la batalla. En tanto, continúa igualmente el programa preventivo de adicciones Quiero Ser implementado hace ya un tiempo en las escuelas primarias del territorio nacional. Por su parte, la SEDRONAR también cuenta con el Observatorio Argentino de Drogas que coordina, recolecta y analiza toda la información a su alcance para ponerla al servicio de las entidades y de los profesionales que trabajan o gestionan en este campo.

Seguimos afirmando que las medidas de protección integral de nuestros pibes y adolescentes deben propiciar el fomento de redes intersectoriales, la intervención  activa de las organizaciones no gubernamentales y la gestión asociada de los órganos de gobierno con la sociedad civil. Pues la inclusión es el gran articulador comunitario y social. Queda manifiestamente claro que la problemática que une a los chicos con las drogas y la pobreza es de todos, por lo que no tiene que existir ninguna evitación al respecto. Hay que promover y apoyar la participación juvenil, sobre todo a partir de su cada vez más comprometida militancia en los distintos partidos políticos.

En conclusión: las adicciones no son una cuestión de salud mental, sino un problema de salud social. Estos son tiempos de poner la mirada en ese otro que está padeciendo y salir a buscarlo… y entonces poder continuar construyendo futuro para nuestra niñez y nuestra juventud.

RONALDO WRIGHT
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domingo, 6 de abril de 2014

114 - EPS - Socorristas del Alma

(Publicado en Psicología Social para Todos: tierra y escritura del hacer, sentir y pensar - Año 6 Nro. 62 de junio de 2014 y en La Silla del Coordinador con fecha 4/7/2014)

EPS - SOCORRISTAS DEL ALMA                                                                                                                                                   
                                    Existir al lado de la persona asistida conlleva
                                    un compromiso de cercanía y calidez humana 

En la anterior edición de la revista Psicología Social para Todos hicimos mención al libro de Carlos Sica, titulado Socorristas del Alma (Editorial Dunken – año 2013). En sus páginas se puede leer con detalle el trabajo de contención humanitaria y de primeros auxilios psicológicos que lleva a cabo EPS – Emergencias PsicoSociales, organización no gubernamental reconocida tanto a nivel nacional como internacional. Ya hemos detallado muchas de las variadas y numerosas intervenciones en nuestro país.

Digamos que fue declarada entidad auxiliar de Defensa Civil del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y coopera con el SAME –  Sistema de Asistencia Médica en Emergencia. Participó en EE.UU. con Cascos Blancos de Argentina ante la tragedia provocada por el huracán Katrina y en la República de Irak  para brindar asistencia en un campamento con refugiados sirios. Es el equipo designado por Lufthansa Líneas Aéreas Alemanas para la contención emocional ante un posible siniestro.

Carlos Alfredo Sica obtuvo el premio Abanderados de la Argentina Solidaria 2013, que honra a quienes se destacan por su dedicación a los demás. Dicho galardón incluye la difusión de su vida y obra para que el ejemplo inspire al resto de la comunidad. Reiteramos que EPS no recibe ningún subsidio, actuando sus integrantes en forma voluntaria y ad honorem. Su sede central está en Av. Corrientes 3655 de Capital Federal, contando con una línea telefónica permanente: 154 424-1157.

También EPS se ha ido ampliando y extendiendo a lo largo de los años. Desde 1993 funciona una filial en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, constituyéndose luego otras delegaciones: Luján (Bs. As.) en 2002; Alto Valle (Patagonia) en 2003 y República Oriental del Uruguay en 2009. Hoy son más de cien los miembros que integran la organización, circunstancia que facilita el relevo continuo cuando las intervenciones se extienden mucho en el tiempo o requieren de numerosos colaboradores.

Para aquellos que estén interesados, EPS dicta un Seminario de Formación y Capacitación dirigido a psicólogos sociales y estudiantes avanzados de la carrera, a profesionales de la salud mental y a trabajadores sociales en general. El principio rector es la integración del pensar, el sentir y el hacer psicosocial. Es esencial incluirse realmente en cada emergencia, divisando y aceptando su gravedad para ajustar la capacidad de empatía y hallar el modo más operativo de comunicación.

Agreguemos que el libro se propone transmitir —y compartir— el bagaje teórico, técnico y práctico alcanzado a la largo de más de veinte años ininterrumpidos de múltiples y variadas actuaciones. El modelo de funcionamiento se asemeja al de los bomberos voluntarios y sus objetivos son: a) asistir psicológicamente a los fines de disminuir el monto de ansiedad de los afectados; b) ayudar para recobrar el equilibrio emocional; y c) prevenir los futuros daños psicológicos post traumáticos.

La técnica madre esencial empleada por quienes operan en emergencias psicosociales es la disociación instrumental, ya que las más de las veces es imprescindible dividirse en dos partes: por un lado, el sentir y el vibrar cercano a la conmoción del asistido; pero, al mismo tiempo, otra parte del asistente debe ir conformando un cuadro de situación, un diagnóstico y los pasos a seguir en cada realidad concreta. Hablamos aquí de la aptitud técnica, táctica, estratégica y logística necesarias.

Concluyendo esta síntesis, señalemos que el prólogo del libro fue escrito por el cantautor Víctor Heredia, padrino del alma de la asociación. Afirma que todos necesitamos alguna vez y en alguna circunstancia límite de nuestras vidas, tanto la palabra adecuada como la mirada que nos rescate y ponga a flote nuevamente. Para que la angustia vaya cediendo y la ansiedad deje paso a la paz del espíritu. ¡Qué consuelo saber que hay quienes las buscan y disponen de ellas!

RONALDO WRIGHT
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martes, 11 de marzo de 2014

113 - EPS - Emergencias PsicoSociales

(Publicado en Psicología Social para Todos: tierra y escritura del hacer, sentir y pensar - Año 6 Nro. 61 de mayo de 2014 y en La Silla del Coordinador con fecha 20/6/2014)

EPS - EMERGENCIAS PSICOSOCIALES* 

EPS – Emergencias PsicoSociales es una organización no gubernamental (ONG) que brinda solidariamente a la comunidad —en el lugar de la emergencia— contención humanitaria y primeros auxilios psicológicos ante catástrofes, desastres, atentados, accidentes graves y todo hecho natural o provocado que genere conmoción emocional y angustia pública. Su creador y actual coordinador general es el psicólogo social Carlos A. Sica, quien es además el fundador de APSRA Asociación de Psicólogos Sociales de la República Argentina; y fundador y director de CAEPS Centro de Altos Estudios en Psicología Social, con sedes en la Capital Federal, en Ramos Mejía y en Luján.

Desde 1992 EPS ha realizado numerosas intervenciones. Entre las más conocidas podemos citar: atentado a la sede de la AMIA; explosión de la fábrica militar de Río Tercero;  tragedias aéreas de Austral, Lapa y Sol; caída del puente colgante en Chubut; graves inundaciones en Chaco, Santa Fe, Luján y La Plata; incendio de una mina carbonífera en Río Turbio; tragedia en el shopping Ycuá Bolaños en Paraguay; incendio en Cromañón; erupción del volcán Chaitén; accidente de micro con alumnos del colegio Ecos; tragedia en la estación Once; derrumbe del supermercado Cooperativa Obrera en Neuquén; rayo caído en un balneario de Villa Gesell; etcétera.

Desde el campo teórico, técnico y metodológico, las intervenciones de EPS se apoyan en cuatro etapas, a saber: a) encuentro-contención, b) catarsis, c) verbalización y d) proyecto. Seguidamente haremos un breve recorrido por cada una de estas fases, aclarando que en primer término una avanzada del equipo se constituye en el lugar en crisis, que necesita tanto del auxilio psicológico como de la contención emocional. Así, se evalúa la gravedad y la intensidad de cada situación traumática concreta y, de ser preciso, se procede a convocar a otros integrantes para que acudan —siempre de modo solidario, voluntario y ad honorem— a colaborar en la emergencia.

Encuentro-Contención. Es esencial la actitud y aptitud de contención por parte de quien asiste a un damnificado, que entraña un auténtico compromiso de cercanía y calidez humana. Cuando un miembro de EPS Emergencias PsicoSociales habla de encuentro en la asistencia alude a existir al lado de la víctima, que significa mucho más que estar a su lado. Una de las acepciones de la palabra encuentro es, según el diccionario de la RAE,  ajuste de estampaciones de colores distintos. Y precisamente frente a la oscuridad del dolor, dicho encaje entre asistente y asistido significa vibrar junto al otro, dejándose atravesar por sus sentimientos y emociones.

Catarsis. Logrado el encuentro y habiéndose brindado una primera contención —la que siempre es con tensión y en un marco de extrema angustia— quien asiste debe intervenir en función de las necesidades del otro y no de las suyas propias. Propiciar la catarsis (del griego: purificación, purga) es alentar el llanto y el desahogo de ese ser padeciente, teniendo la precaución de no cohibirlo con la mirada ni con los gestos. En algunos casos es también evitar que el autorreproche se convierta en culpa, que al dolor se agregue más sufrimiento. Catarsis es abreacción, depuración, liberación y transformación del mundo interno ante una experiencia vital profunda.

Verbalización. El paso siguiente consiste en que el miembro de EPS emplee todas las técnicas, tácticas y estrategias a su alcance para facilitar el surgimiento de la palabra. Que el asistido pueda verbalizar lo sucedido, no perdiendo de vista que en toda crisis emocional las conductas alteradas son comportamientos normales ante un hecho anormal.  Este es el segundo objetivo de la intervención: prevenir las secuelas postraumáticas, la crisis psicológica posterior y los conocidos síntomas que la misma provoca. Así, una vez recuperado un mínimo equilibrio emocional, podrá llegar el momento de dar lugar a la última etapa de esta ayuda humanitaria.

Proyecto. Dadas las circunstancias excepcionales que denotan las emergencias, aquí no estamos pensando en términos de un plan existencial de vida, sino del mínimo proyecto inmediato de futuro. Tal vez el comenzar a aprender a vivir sin la presencia del ser querido recientemente perdido. Iniciar el duelo, que sabemos que durará como mínimo el transcurso de las cuatro estaciones del año. Digamos, para concluir, que estas etapas o fases no siguen un orden cronológico o lineal, sino que representan un continuo dialéctico y en espiral. Un constante ir y venir, pues siempre se estará volviendo al abrazo contenedor, a la catarsis y a la verbalización.

 *Para quienes estén interesados en más información, les recomiendo que abreven en las páginas del libro “Socorristas del Alma”, de Carlos Sica – Editorial Dunken (2013).

RONALDO WRIGHT
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112 - Progresar: Otro Respaldo a los Estudiantes

(Publicado en la revista de cultura y política La Tecl@ Eñe - Año XIII Nro. 62 correspondiente al bimestre marzo - abril de 2014; en Psicología del Cambio (Perú) con fecha 12/3/2014 y en Cambio 2000 - Año VI Nro. 580 de fecha 7/5/2015 )

PROGRESAR: OTRO RESPALDO A LOS ESTUDIANTES

Hacia fines de febrero del corriente año ya había más de quinientos mil jóvenes inscriptos y en condiciones de percibir el beneficio del Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina (PROG.R.ES.AR.), recientemente lanzado como un derecho inclusivo más de los tantos que venimos destacando en esta columna de La Tecl@ Eñe. Este programa es para que los adolescentes entre los 18 y los 24 años de edad puedan iniciar y completar sus estudios en cualquier nivel educativo. Sus requisitos básicos son: estar desempleado o tener un trabajo informal o cobrar un salario menor al mínimo vital y móvil (es decir, $ 3.600 por mes). El grupo familiar (el padre, la madre, el cónyuge o conviviente) tiene que estar en las mismas condiciones.

Este nuevo avance en la ampliación de los derechos de nuestra juventud consiste en una prestación económica universal de seiscientos pesos ($ 600) por mes; y el primer pago de este beneficio se hará muy pronto, durante el curso del mes de marzo de 2014. A cada joven se le habilita una tarjeta de débito para cobrar en una entidad bancaria. Todos los meses se abona el ochenta por ciento (80%) del monto de la prestación. Tres veces al año —en marzo, julio y noviembre— se paga el veinte por ciento (20%) retenido, cuando cada adolescente beneficiario acredita su correspondiente certificado de que continúa estudiando: en cualquier nivel educativo de los muchos habilitados por la Ley Nro. 26.206 de Educación Nacional.

Cabe señalar que el nuevo programa no sólo es abarcativo de los niveles primario, secundario, terciario y universitario, sino también de los centros de formación profesional, de los bachilleratos populares y de los centros habilitados para el Plan FinEs, sea que se encuentren registrados ante el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social o en el Ministerio de Educación de la Nación.  El plan brinda asistencia para la formación profesional, orientación e intermediación laboral y cuidado de los hijos a cargo —cuando fuera necesario— a través del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Se puede pedir su intervención a los efectos de encontrar una guardería infantil para el cuidado de los hijos y así facilitar el estudio de los interesados.

Los adolescentes también cuentan con la posibilidad de hacer otras actividades en vez de concluir sus estudios o de hacer un curso de algún oficio: vgr. plomero, electricista, etc.  La mencionada cartera laboral tiene una propuesta de Orientación e Inducción al Mundo del Trabajo especialmente pensada para los jóvenes. Allí pueden aprender sobre sus derechos laborales, técnicas para buscar empleo, cómo cuidar la salud en los trabajos, cómo usar una computadora para trabajar, qué les gusta y cuáles son sus habilidades para conseguir un empleo, entre otras. No hay ninguna duda que este programa procura, por todos los medios a su alcance, que un número muy importante de pibes se sientan incluidos y considerados como reales sujetos de derechos.

Por otra parte, esta nueva prestación es compatible con el seguro por desempleo que otorga la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS) y el Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios (RENATEA). Por si todo esto no fuese sobrado, hay que agregar que para el supuesto de que un joven no cumpla con todos los requisitos antedichos, puede participar del Programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, orientado a la búsqueda tanto de capacitación como de empleo. Otro recaudo importante a destacar es que todos los jóvenes beneficiarios del plan Progresar deben cumplir con un control anual de salud, que será regulado por el Ministerio de Salud de la Nación.

El Decreto Nº 84/2014, publicado en el Boletín Oficial el pasado 27 de enero, hace referencia a la finalidad de generar nuevas oportunidades de inclusión social y laboral a los adolescentes más desvalidos y en situación de vulnerabilidad. El plan Progresar es, sin duda, una política pública novedosa —financiada por el Tesoro nacional— que procura consolidar un sistema de seguridad social abarcativo desde la gestación del individuo hasta sus 24 años de edad. Hablamos de una red de contención que pueda compensar en algo a los más necesitados; en este caso para seguir posibilitando el acceso a una educación más igualitaria. Ojalá que así sea, y que este programa logre erigirse en un verdadero proyecto de vida para nuestra juventud.

RONALDO WRIGHT
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domingo, 16 de febrero de 2014

111 - El Psicólogo Social Mediador (Parte III)

(Publicado en Psicología Social para Todos: tierra y escritura del hacer, sentir y pensar - Año 6 Nº 60 de abril de 2014; en La Silla del Coordinador con fecha 4/6/2014 y en 1968 Grupalista - Biblioteca de Psicología Social Pichoniana con fecha 25/10/2014)

EL PSICOLOGO SOCIAL MEDIADOR (Parte III)

Para concluir con esta serie de breves textos sobre el accionar del psicólogo social mediador, haremos ahora alusión al denominado principio de confidencialidad que debe regir ante cualquier conflicto que surja entre los miembros de un grupo. Digamos que confidencial es aquello que se hace o se dice con cierta seguridad recíproca entre dos o más personas; algo así como una confianza íntima y estrecha que permite ver al operador psicosocial como una persona de confianza: es decir, aquel que posee las cualidades necesarias y recomendables para la función a su cargo.

En términos de nuestra psicología social, solemos hablar de tres reglas básicas que son aplicables al quehacer operativo específico de un coordinador; y éstas son la discreción, la abstinencia y la restitución. Se trata de que el grupo en cuestión pueda simplemente confiar (del latín, confidare o depositar en alguien, sin más seguridad que la buena fe que de él se tiene, un secreto, una opinión u otra cosa similar). Nos referimos a algo tan sencillo —y a la vez difícil de lograr— como es poder pensar, sentir y hacer confiadamente dentro del acaecer colectivo.

Ello implica que no se puede revelar públicamente nada de lo sucedido dentro del grupo, salvo expreso pedido o autorización de los interesados. La discreción va de la mano de la prudencia, de la mesura, de la moderación, de la reserva y del secreto. Pero ser discreto también conlleva un rol activo, cual es el don de conducirse con oportunidad, agudeza e ingenio. Así, en el supuesto de que no puedan dirimirse todas las diferencias existentes, lograr ser operativo también entraña que la causa esencial de la disputa pueda reducirse a un nivel más manejable.

La mediación psicosocial está dirigida fundamentalmente a las consecuencias más que a las causas. La aludida operatividad tiende a diluir toda hostilidad entre los miembros de un conjunto, erigiéndose en un verdadero proceso de éxito recíproco pues ayuda a todos a sentirse mejor acerca de los resultados obtenidos. Para ello es esencial tanto la confidencia como la confianza, como aptitudes y actitudes del psicólogo social que lo posicionan en un lugar de tranquilidad, de certidumbre y, por qué no, también de fe en su persona. Ser fiable hace a la lealtad y a la integridad.

Cabe aclarar, entonces, que siempre procede que el operador psicosocial mediador adopte —ante todo— una cultura de respeto a la confidencialidad, en lo que hace a los vínculos habidos con todos y cada uno de quienes componen la agrupación a su cargo. Desde esa posición le será más fácil conducir los conflictos que vayan surgiendo, sean éstos explícitos o implícitos, manifiestos o latentes, más abiertos o más cerrados. No estamos hablando de otra cosa que de ser un promotor de convergencias; y poder así orientar de modo positivo el futuro accionar del grupo.  

La confidencia entre los integrantes de cualquier conjunto es básica, al igual que lo es la confianza de ellos con el coordinador y su equipo. A partir de ahí se va gestando una cierta familiaridad que abraza al proceso del grupo todo; permitiendo fomentar los cambios en las conductas, en los pensamientos y en los afectos ya sea tanto de los conducidos como de los conductores. De allí que en psicología social se piense al acontecer grupal como una gestaltung; no una estructura sino como un estructurando, debido al movimiento permanente que lo caracteriza.

El operador psicosocial postula lo que se conoce con el nombre de una epistemología convergente, según la cual las ciencias de lo humano conciernen a un objeto único: el hombre-en-situación susceptible de un abordaje pluridimensional. Tomamos entonces otro concepto de la mediación, cual es la resolución de cualquier disidencia en el modo de ganancia mutua o triunfo-triunfo. Pues los conflictos suelen actuar no sólo de forma negativa sino también de manera positiva, generando un brío y una potencia creadora que mejora el clima colectivo. En síntesis: TODOS GANAN.

RONALDO WRIGHT
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domingo, 2 de febrero de 2014

110 - El Psicólogo Social Mediador (Parte II)

(Publicado en Psicología Social para Todos: tierra y escritura del hacer, sentir y pensar - Año 6 Nro. 59 de marzo de 2014; en La Silla del Coordinador con fecha 23/5/2014; en 1968 Grupalista - Biblioteca de Psicología Social Pichoniana con fecha 25/10/2014 y en la página web de la Asociación de Psicólogos Sociales de la República Argentina con fecha 11/3/2015)

EL PSICOLOGO SOCIAL MEDIADOR (Parte II)

En el artículo del mes pasado hicimos referencia al principio de neutralidad, que debe guiar el accionar del psicólogo social mediador cuando opera en la resolución de conflictos y en las diversas instancias que se le presentan. A nivel comunitario, ello suele suceder en los diferendos entre vecinos, entre compañeros de trabajo, entre profesionales, entre deportistas; en las familias, en las escuelas, en los clubes; en las  instituciones y organizaciones en general. Nos avocaremos ahora al principio de  imparcialidad, que también ha de reinar en todo desacuerdo o desavenencia que se produzca en el curso del proceso grupal.

Es sabido que en toda comunicación humana siempre existen ruidos  —sean externos y/o  internos— por lo que, con la ayuda del mediador psicosocial, los eventuales rivales logran escucharse con atención y muchas veces por primera vez. De tal modo, pueden ir mejorando sus mensajes defectuosos y limpiando aquellos obstáculos —tanto epistemológicos como epistemofílicos— que interfieren en sus vínculos. Los reales protagonistas son los miembros del grupo en disputa y la idea central es ir evitando nuevas rencillas, o hacerlas más llevaderas cuando se vayan gestando. Ser imparcial en modo alguno significa no estar implicado.

Mediar entre los integrantes de cualquier grupo exige ser un operador dinámico, y no un mero oyente amable y pasivo. A través de una gama de tácticas y estrategias, contando con técnicas y logísticas puntuales para cada situación concreta, el psicólogo social se convierte en un modelador de las ideas y sentires que van encaminándose hacia una necesaria percepción de lo real, para conseguir las resoluciones más convenientes. Tal actitud y aptitud psicosocial se propone un destino más amplio: poder constituirnos en verdaderos agentes del cambio social planificado, apostando siempre a una adaptación activa a la realidad.  

Surge, pues, la aludida noción de imparcialidad. Ser ecuánimes y equitativos no es  sencillo, debido a lo que conocemos como telé  —positiva y negativa— que hace su aparición en todos los vínculos. Pero sí podemos intentar alcanzar una objetividad creciente, brindando una igualdad de oportunidades a las partes en litigio, tanto para hablar y expresarse como para ser escuchado. El norte es arribar a acuerdos que tengan el alcance de convenios privados y que respeten la autodeterminación de los participantes. Máxime si se trata de personas o circunstancias que deban continuar manteniendo una vinculación en el futuro.  

La referida idea de imparcialidad no propicia que todos los participantes del grupo sean la tratados de misma forma, siempre y bajo todas las circunstancias. Muchas veces resulta coherente y aceptable que algunos sean considerados de modo diferente, si ello se justifica por razones objetivas y específicas. Tal obrar del mediador psicosocial puede ayudar a identificar mejor los puntos en disputa, a evaluar las posibles bases de un pacto y las respectivas vías de solución. Siempre primará el resultado final proyectado —en términos de cooperación— para arribar a un desenlace consensuado y con un enfoque de perdurabilidad.

Concluimos pensando que el dilema básico en cualquier mediación son los intereses en juego y, casi siempre, éstos se presentan ocultos, encubiertos, velados, disimulados, camuflados o escondidos detrás de las posiciones que exhiben los miembros del grupo en disidencia. Al lado de la ecuanimidad, la equidad y el equilibrio que se precisan para conseguir una intervención operativa, se requiere además una afinada pericia para diferenciar lo explícito de lo implícito, lo manifiesto de lo latente. También aquí es necesario ser un piloto de tormentas para lograr ese criterio de justicia que conduce hacia una creciente imparcialidad psicosocial.

RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com

sábado, 11 de enero de 2014

109 - El Psicólogo Social Mediador

(Publicado en Psicología Social para Todos: tierra y escritura del hacer, sentir y pensar - Año 6 Nro. 58 de febrero de 2014; en La Silla del Coordinador con fecha 10/5/2014; en 1968 Grupalista - Biblioteca de Psicología Social Pichoniana con fecha 25/10/2014 y en la página web de la Asociación de Psicólogos Sociales de la República Argentina con fecha 5/3/2015)

EL PSICOLOGO SOCIAL MEDIADOR

                         Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia.
                                                                            Marcel Proust.

Ha comenzado un nuevo año y con mucho placer retomo estos “Psicosociales Breves”, para pasar a referirme ahora a la labor del psicólogo social mediador. Es sabido que, así como no hay individuos no conflictivos, de igual modo tampoco existen los grupos sin divergencias ni desavenencias entre sus miembros. El operador psicosocial algo conoce sobre dicha naturaleza universal de los conflictos; y entiende que los mismos pueden funcionar no solamente de manera negativa sino también de un modo positivo, generando una energía creativa y llegando a mejorar el clima grupal.

La discordancia se relaciona íntimamente con lo diverso; y esa variedad de normas y valores, de opiniones y pareceres entre los integrantes de cualquier grupo, es común y  absolutamente natural. En lenguaje musical, lo discorde es tan solo una falta de armonía. Pues, es tarea del psicólogo social procurar vínculos armoniosos, ayudando a romper las conductas cerradas y estereotipadas. Y lograr que los conflictos sirvan para crecer, para avanzar. En otros términos, poder convertir las situaciones dilemáticas en simples problemas cuyo abordaje y solución estén al alcance del propio grupo.

De allí que se diga que el operador psicosocial debe ser —muchas veces— un capitán en las tormentas en cuanto a la resolución de los desacuerdos que se van presentando en el acontecer grupal. En tales instancias, proyecta ayudar a los participantes para que puedan dilucidar sus áreas de alianzas y divergencias; siendo aquí una especie de guía de turismo pues las disidencias logran resolverse cuando primero son advertidas y reconocidas. Como co-pensor, el psicólogo social coopera para que sean los mismos interesados quienes indiquen los caminos para solucionar sus diferencias.

Así, es importante tener en consideración el principio de neutralidad que debe imperar frente a toda confrontación que se produzca en el curso del proceso grupal. Ante la coexistencia de tendencias contradictorias entre los integrantes del grupo, es bueno conseguir ubicarse a una distancia óptima con el fin de ver esas disparidades con la mayor amplitud posible. Tal equidistancia permite distinguir a los otros como individuos separados del operador psicosocial: es decir, ni tan lejanos que no importen ni despierten empatía, ni tan cercanos que lleguen a asfixiar a quien coordina.  

En el pensar, sentir y hacer que conlleva toda mediación psicosocial, es conveniente contar con lo que denominamos objetividad operativa creciente, a los efectos de la más eficaz resolución de las disputas y confrontaciones grupales. Es fundamental actuar como un tercero neutral e imparcial, sin inclinarse a favor de ninguna de las partes o de las alternativas que se oponen en el puntual desacuerdo del que se trate. Aunque para poder ser neutral, muchas veces hay que intentar neutralizar a los contendientes; ello sin dejar de ser justo, equitativo y ecuánime.

El entrenamiento y la preparación del psicólogo social es un constante desafío en pos de un cotidiano convivir con las diferencias. Así, los grupos son habitualmente bastante  heterogéneos; y sus miembros suelen ser ideológica y culturalmente muy distintos. Si bien esa realidad desemboca en las más variadas rencillas y desavenencias, no hay ninguna duda que también contiene una enorme riqueza de aprendizajes. El rumbo va hacia la búsqueda de individuos motivadores de cambios y de transformaciones, tanto de la realidad exterior que los rodea como de su propio mundo interno.  

RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com