(Prólogo del libro de mi autoría titulado "Psicosociales Breves - Apuntes de Psicología Social", a cargo de Stella Maris Distasi)
PROLOGO*
Quizás una de las más
grandes deudas que los psicólogos sociales tenemos con nuestra profesión, con
la Psicología Social como una manera particular de dialogar con el mundo, sea
escribir sobre lo que hacemos. Daría la sensación de que, incluso siguiendo los
pasos del maestro Enrique Pichon-Rivière,
encontramos una gran dificultad para volver sobre nuestras experiencias, poner
en perspectiva la acción y
compartirla. Y ésta es una problemática que Ronaldo Wright, tal vez sin
saberlo, pone en la superficie con estas Psicosociales
Breves.
Este
libro es la recopilación de un trabajo realizado a través de varios años. Es la
culminación de una ardua y delicada tarea en la que se ha puesto mucha
dedicación, esfuerzo y, por sobre todo, un gran amor que, en cada página, pone
de manifiesto el compromiso que siente un profesional de la Psicología Social.
Encontraremos, entre estos relatos de experiencia, una voz que muestra lo que
está en escena para re-significar la realidad y pensar sus posibilidades.
El autor de Psicosociales Breves nos acerca, a mi
entender, a las dos grandes virtudes de la Psicología Social, esta disciplina
tan especial y tan querida por todos los que la hemos hecho una forma de vida. Dos energías vitales que, como pilares que la
sostienen y la recrean en cada hacer, en cada día, forman parte de su universo. Uno de ellos, los
conceptos. La base teórica desde la cual Enrique Pichon-Rivière pensó el
juego entre enseñar y aprender; ese “enseñaje”
tan particular que nos acerca, a través de un nutrido vínculo con las contradicciones,
al “pensar, sentir y hacer” en esta tarea de constituirnos en un rol
profesional.
Y con una enorme ventaja:
Ronaldo Wright trabaja lo teórico en textos breves. Tal vez allí resida uno de
sus grandes aciertos. Sin abandonar la rigurosidad teórica, nos vinculamos con
ideas complejas, pero de forma sencilla. Así, en la primera parte de este
libro, nos encontramos con las voces de Sigmund Freud, Michel Foucault, Arthur
Rimbaud, Paulo Freire, Melanie Klein y Friedrich Nietzsche (entre otros), como
si fueran invitados de lujo sentados a la mesa, preguntándose en esta ocasión:
¿qué es un psicólogo social? ¿Cuál es su rol y cuáles sus preocupaciones?
¿Dónde está la ambivalencia? ¿Por qué
le tenemos miedo al cambio? ¿Cuál es la riqueza de trabajar en grupo? ¿Con qué
desafíos se encuentra un coordinador grupal?
Las preguntas, entonces, son
la piedra angular de la problematización, pero sólo si nos comprometemos a
ensayar una respuesta posible desde el encuentro con el otro. La otra gran
riqueza de esta profesión nos conecta con el
desarrollo y la aplicación de los conceptos en el campo social. Abrirse a
la experiencia, buscar el encuentro, trabajar desde las situaciones concretas.
Y este es uno de los desafíos más importantes en nuestra profesión: cómo hacer
dialogar a la teoría con la práctica y viceversa. Por eso, en este libro, teoría y práctica son dos caras de la misma moneda. Una praxis
configurándose en interacción permanente. Una teoría que va “más allá” de lo
racional, que se manifiesta con el corazón entre las manos.
En estos artículos, a los que
asistimos como “por entregas”, la experiencia práctica se constituye como un
diálogo indispensable. Parecería que el autor tiene muy en claro que el único
escenario posible es la vida cotidiana. Ahí es donde las preguntas construyen
respuestas. Y para ver, para entrar en ese mundo en movimiento, el autor se
hace de las herramientas de la Psicología Social. Ya lo dijo Kurt Lewin, “no
hay nada más práctico que una buena teoría”.
La experiencia no merece quedar en las sombras.
Por eso, a partir de la mirada de Ronaldo Wright, conocemos El Bancadero. Este proyecto, a cargo de
Alfredo Moffatt, se propuso (y sigue en vigencia) re-pensar un “Centro de Salud
Mental” como una institución alternativa, autogestiva y no formal donde las
personas que se acerquen a ella encuentren, desde el arte y los grupos
operativos, el espacio para transformarse
y así transformar la realidad.
Otro ejemplo es el trabajo realizado en la
Unidad Penitenciaria Nº 42 de Florencio Varela (Buenos Aires), donde tiene
lugar el taller Trabajamos Creando y
Creyendo, a cargo de la coordinadora Claudia Calvi y su equipo. Ahí, los
internos construyen un espacio de interacción desde lo lúdico; ponen en
movimiento el cuerpo, charlan y crean títeres que luego serán utilizados para
representaciones teatrales. Lo bello es que cada títere se configura como una
posibilidad para ejercitar la voz amordazada de los internos o, como sugiere el
autor, para favorecer la metáfora “y así, pues, crece el pensamiento
simbólico”.
En este punto, me gustaría referirme al trabajo
de intervención en crisis que mis compañeras y yo realizamos a partir de la
Tragedia de Cromagnon. Los días y las noches que vivimos, tan poderosas y
desgarradoras, estuvieron por muchos años ocultas entre mis recuerdos. Los
textos que fueron surgiendo recién ahora están siendo encauzados. Y si a
alguien debo el haber abierto esa experiencia es a Ronaldo Wright, ya que su
invitación me acercó un poco más a mí misma.
Como decía Enrique
Pichón-Rivière, “en los escondrijos de lo
siniestro se esconde, viva, la belleza”[1]. Y para él también
hay, en este libro, palabras dedicadas con la admiración y el cariño de un
discípulo a la distancia, pero que está cerca para volver constantemente a las
enseñanzas de ese personaje llamativo que se permitió construir desde la
paradoja, las contradicciones y el conflicto. Al Maestro, una de las figuras
más polémicas y vanguardistas en materia social que tuvo nuestro país,
encontrará el lector un homenaje imprescindible, cargado de emoción, anécdotas
y recuerdos.
Teoría, Praxis y Compromiso. Esas son las palabras que
cruzan las mágicas redes que se entretejen en las intersecciones psicosociales
en las que estamos inmersos. Ahí está el tema: sin las palabras, sin ese
registro de la experiencia, se imposibilita el diálogo con la acción por parte
de terceros, de otros, de nuevos y nuevas estudiantes de esta profesión. Tiene sentido, entonces, aquella máxima de Sócrates según la cual una vida
no examinada no es digna de ser vivida.
En cada uno de estos “relatos del hacer” hay
algo de esa magia que surge cuando el amor, la experiencia y el conocimiento se
unen y se complementan. Y sólo así se pueden desplegar los talentos, las
actitudes y aptitudes para que surja la maravilla de estar y hacer en el mundo. Por todo esto, es un orgullo para mí
estar a cargo de la presentación de este libro.
Gracias, Ronaldo Wright, por
este trabajo artesanal sobre la base teórica, por la búsqueda cuidadosa de los
hacedores que se van entretejiendo en sus intervenciones, rastreando,
rescatando lo maravilloso en los terrenos más ríspidos y contaminados de
nuestra sociedad. Por contribuir a que se conozcan las acciones de muchos
compañeros que, aun en los medios más crueles y hostiles, han podido construir un
lugar de encuentro y aprendizaje. Por tu tarea, que nos conecta con la potencia
y la belleza de esta profesión.
*Por Stella Maris Distasi
Operadora en Psicología Social
Operadora en Psicología Social
[1] En Vicente Zito Lema, Conversaciones con Enrique
Pichon-Rivière sobre el arte y la locura. Buenos Aires: Ediciones Cinco,
1996.
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