(Publicado en El Semejante - Año 10 Nro. 70 de octubre de 2010)
ALGUNAS IDEAS Y APORTES PSICOSOCIALES (Parte III)
Esta es la parte final de los textos incluidos en dos ediciones anteriores del periódico El Semejante (Nros. 67 y 69 del corriente año), en las cuales me propuse hacer un repaso de diversos artículos y notas de mi autoría publicados en los últimos años. Dicha tarea me llevó a extraer los siguientes conceptos relativos al quehacer psicosocial, los que a continuación transcribo al modo de cosas dichas y escritas sobre la temática referenciada. Reitero que, en algunos casos, realicé pequeñas modificaciones que entiendo son convenientes en función del formato aquí presentado. Y la propuesta sigue siendo apostar por una Psicología Social cada vez más fortalecida a lo largo y ancho de nuestro territorio.
* El psicólogo social como agente de cambio (2005) El entrenamiento como agentes de cambio nos habilita para actuar en cualquier ámbito donde se produzcan procesos de interacción humana, a saber: el ámbito grupal, el institucional y el comunitario. Hablamos de la apropiación de la realidad para modificarla, para ir adquiriendo un nuevo estilo de vida. Así, ayudamos a promover el protagonismo de los grupos, a los fines de que sus integrantes logren descubrir que se puede recuperar la libertad de resolver junto con otros las problemáticas comunes. En síntesis, instrumentar la producción grupal como herramienta esencial de transformación recíproca para así tornar cada vez más fecunda nuestra práctica, como profesión autónoma y como disciplina científica.
* Vida cotidiana y psicología social (2008) Desde nuestra profesión, sostenemos que se trata de dilucidar los prejuicios y preconceptos en los que el sujeto está sumido y, por qué no, también atrapado, alienado. No se puede aprender (ni aprehender) si cada uno permanece cerrado y rígido en su propio círculo de opiniones. Comprender y comprenderse incluye un nutrirse de lo extraño. El entendimiento de una situación cualquiera de nuestra cotidianeidad es dejarse decir algo distinto por ella. De allí que la óptica de la psicología social consista en hacerse cargo de las propias anticipaciones estereotipadas, como la única manera de que otro sentido pueda advenir en lo cotidiano. Nuestra mirada apunta a que, quienes tengan un para qué, logren más fácil encontrar el cómo.
* Leyes de la dialéctica en nuestra psicología social (2007) Toda vez que los problemas a abordar por los psicólogos sociales están referidos a circunstancias concretas y a hechos específicos, sostenemos que éstos no están conformados sino de artificios. Dice el diccionario que artífice es la persona que tiene arte para conseguir lo que desea. Pues, entonces, deberemos trabajar en nuestra profesión también como artificieros, procurando inventar un saber-hacer-aquí-y-ahora ante cada conflicto. Sin olvidar que siempre partimos de un defecto o carencia en el ser, de una desarmonía entre el pensamiento y el mundo. Y entendiendo que todo invento, in-venire, es hallazgo… es encuentro de lo real.
* Otros aspectos profesionales en psicología social (2005) Adherimos a la posición de Edwin P. Holander y R. G. Hunt, psicólogos sociales que —junto al maestro Enrique Pichon-Rivière— han considerado a nuestra disciplina como una ciencia independiente; circunstancia que no debe confundirse con la idea de aislamiento. Se trata lisa y llanamente de la coexistencia con otros cuerpos doctrinarios que estudian la complejidad del sujeto humano desde distintas perspectivas, contando cada disciplina con la originalidad dada por un objeto de estudio propio. Para nosotros, el psicólogo social es un verdadero artesano; su profesión es un oficio que se hace haciendo.
* Dialéctica y psicología social (2007) La psicología social propone la aceptación de las diferencias. Pues, entonces, hagamos que la operatividad psicosocial se apoye de manera permanente en un verdadero oficio de alterizadores, esforzándonos siempre en refinar nuestra sensibilidad a las diferencias e incrementando la tolerancia a los otros, a todos y cada uno de nuestros semejantes. Tal vez el objetivo final de esta profesión sea simplemente hacer de lo psicosocial no sólo una corriente de pensamiento, sino además un estilo de vida y de acción... sencillamente un modo de ser.
* Solidaridad y copensamiento (2006) Como co-pensor (co-pensar con otros), el psicólogo social es un colaborador para la estructuración de dispositivos analizadores colectivos. Sabemos que los profesionales de la psicología social no educamos, ni curamos ni gobernamos. Por eso, es importante hablar de alfabetizar-nos para la solidaridad, siendo la gran tarea educar-nos no solamente informando sino formando habilidades sociales. La tensión solidario/solitario habita fuertemente dentro mío, y como operador psicosocial podré trabajar para el cambio al cambiar-me, para alfabetizar al alfabetizar-me, para co-pensar con otros al copensar-me, incluso con aquellos que me habitan, con los yoes que me yoan que alguna vez tan bien describió el poeta y escritor Oliverio Girondo.
* Vida cotidiana y psicología social (2008) En lo que hace al movimiento de lo que podemos denominar nuestro propio desconocimiento, cabe señalar que los diálogos platónicos resultan claramente ejemplares, pues con ellos hemos aprendido que no es a los otros, sino a “lo otro” de uno mismo, a quien cuestionamos a través de los demás. Nuestra mirada psicosocial nos aporta dos ejes claros de comprensión: uno, mostrándonos que somos profundamente extraños para nosotros mismos; y el otro, que el modo de comprender nuestro estar en el presente depende de la forma de recibir y cuestionar la tradición de la que somos parte. Siempre será importante cómo recepcionemos lo imprevisible, lo inhabitual o el contratiempo en aquello que cotidianamente nos acaece.
* ¿Esperanza activa e ilusión pasiva? (2007) La esperanza activa es un elemento decisivo para cualquier intento de realizar cambios, tanto personales como sociales. Es una forma de ser, una disposición interna, un intenso estar listos para actuar. Un activar-activándose que se relaciona con el concepto de activeness. El polo opuesto es la ilusión pasiva en tanto va en busca de una vida harto tranquila, que no procura satisfacer las necesidades que pulsan con insistencia desde nuestra interioridad, sino adecuarse acríticamente a los mandatos sociales. Sería algo así como una pasividad-pasivizándose, vinculada a la idea de pasiveness. Apostemos, como agentes de cambio, a poder erigirnos en verdaderos activistas de lo esperanzado, trabajando dialécticamente tales tensiones contradictorias, para así lograr las mejores síntesis desde ya siempre provisionales, relativamente satisfactorias y de equilibrio inestable.
* Sobre la experiencia de ser: deseo y consumismo (2001) Hay quienes afirman que aquello que diferencia la suerte de los mortales se reduce a estas dos condiciones fundamentales: a) lo que uno es: así pues, la personalidad en su sentido más lato; b) lo que uno tiene: así pues, la propiedad y el haber en todas sus clases. Si bien debería resultar fácil advertir que nuestra felicidad depende claramente de lo que somos (de nuestra individualidad), es muy frecuente que hagamos hincapié en lo que tenemos o lo que representamos. Considerando estos dos modos de vivir, Sócrates dijo irónicamente al ver algunos objetos de lujo expuestos para la venta en una de las paquetas tiendas de su época: “¡Cuántas cosas hay aquí que yo no necesito!”
* Psicología social y solidaridad (2006) La solidaridad se emparenta con el genuino interés por otras personas, con la idea de ayuda, de cooperación, de complementariedad. Muchos nos enrolamos en la creencia de que no hay solidaridad sino práctica solidaria; algo así como que la solidaridad se hace. Los profesionales de la psicología social también podemos hablar de solidar, es decir, afirmar algo con sólidas razones...o consolidar. ¿Acaso no se podrá solidar lo solidario? O incluso nos animamos a decir solidificar, haciendo así alusión al natural pasaje de un estado a otro. Siguiendo con este juego de palabras, más de una vez me he interrogado si entre lo solidario y lo solitario no habrá alguna clave para pensar lo atinente a nuestro campo de acción, el de los psicólogos sociales como agentes del cambio planificado.
* Humanismo y psicología social (2008) De todo lo antedicho se desprende que sostenemos una psicología social que piensa la humanidad de la persona desde su proximidad al ser, convertida en un humanismo en el que lo que está en juego es la esencia singular e histórica del hombre. Aunque también sabemos que esa proximidad es lo que más lejos le queda al individuo, ya que el sujeto que abordamos es el que resulta comprometido con las palabras del Otro que lo han fundado en su singularidad. La trama del lenguaje nos espera antes de nacer, al igual que el deseo de los padres siempre resulta convocado. Es recién a partir de aquí que el humano puede ser voluntad y producirse a sí mismo eligiéndose. Por eso, el operador psicosocial trabaja teniendo en cuenta al hombre en situación dentro de su complejo y variado mundo de relaciones.
RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com
domingo, 10 de octubre de 2010
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