domingo, 27 de septiembre de 2009

029 - Contradicciones Grupales y Psicología Social

(Publicado en El Semejante - Año 6 Nro. 36 de abril de 2007; en La Silla del Coordinador con fecha 26/7/2013; en 1968 Grupalista - Biblioteca de Psicología Social Pichoniana con fecha 9/11/2014 y en A.P.S.R.A. - Contenidos Teóricos con fecha 11/8/2015)

CONTRADICCIONES GRUPALES Y PSICOLOGIA SOCIAL

Avanzamos un poco más en el recorrido que iniciamos al analizar el concepto de dialéctica y sus leyes específicas -que aplica nuestra Psicología Social-, para adentrarnos ahora en las contradicciones que conducen a la producción de un saber-hacer-aquí-y-ahora. Cuando los operadores psicosociales trabajamos coordinando grupos, nuestra tarea se resuelve al modo de una mayéutica socrática sostenida por un diálogo crítico. Así, se van alternando ideas e interrogantes múltiples que tienen una direccionalidad y, precisamente, derivan en la producción del referido saber. Veamos a continuación algunos de los pares contradictorios que se presentan en los procesos grupales y que son, en definitiva, los que tenderán a la promoción de transformaciones creativas (in-ventos) de lo existente, redundando en una mayor -y mejor- adaptación activa a la realidad.

Las cinco contradicciones fundamentales que aquí abordaremos son las siguientes: 1) sujeto - grupo, 2) necesidad - satisfacción, 3) lo viejo - lo nuevo, 4) proyecto - resistencia al cambio, y 5) lo manifiesto - lo latente. Comentaremos algunas consecuencias que conlleva la aplicación de la dialéctica a la comprensión de los procesos grupales, operando con los distintos ropajes que tales pares opuestos presentan en el decurso de su movimiento espiralado. Cada situación grupal, cada una de sus etapas constitutivas que la determinan, va a estar marcada por el predominio de alguna de estas contradicciones, a la que llamaremos, consecuentemente, contradicción dominante o principal. Abramos la temática con algo más de detalle y, por supuesto, sin una pretensión mayor que la de constituir un esbozo meramente ilustrativo acerca de esta cambiante dinámica.

Sujeto - Grupo: Conocemos a este par dialéctico como verticalidad (lo referido a la historia personal del individuo) y horizontalidad (aquello que involucra a todos los miembros de un grupo). Esta contradicción suele aparecer fuertemente en las primeras reuniones de un grupo nuevo, jugándose aquí el impacto subjetivo de cada integrante frente a los demás. Ser soporte de las escenas transferenciales de los otros es siempre inquietante. Vemos, además, que un polo está contenido en el otro, pues todo grupo está integrado por sujetos y en todo sujeto siempre encontramos presente su grupo interno (familia, maestros, referentes ideológicos, etc.). Es importante el respeto a la singularidad y a las diferencias, pues un grupo con la fantasía de ser todos iguales logra convertirse en una masa amorfa, ya que no se discute, no hay oposición… y no hay crecimiento. Jaime Rozenbom dice: para ser dos lo mejor es que cada uno sea uno.

Necesidad - Satisfacción: Entendemos al individuo como un ser de necesidades, que sólo se satisfacen socialmente en relaciones que lo determinan. En los grupos advertimos que cada miembro tiene sus propias necesidades, como así también puntuales expectativas de satisfacción. La necesidad es el fundamento motivacional del vínculo. Pues, entonces, nos encontraremos con necesidades comunes, complementarias y contradictorias. El proyecto grupal será la estrategia que va a permitir cubrir esas necesidades. Podríamos plantear una fórmula ideal: a partir de la satisfacción de las necesidades complementarias, marchemos a la búsqueda de satisfacer las necesidades comunes, resolviendo en el trayecto las necesidades contradictorias. Un posible peligro surge en grupos donde siempre se está acríticamente conforme con lo producido. Hablamos aquí de estancamiento en la satisfacción.

Lo viejo - Lo nuevo: Tal como podemos apreciar, lo nuevo tiene muchas veces la tendencia a colocarse como enemigo del sujeto, pues requiere de recursos operativos para su resolución. Por apasionante que pueda ser una tarea grupal, siempre está al acecho su par opuesto: la resistencia. Esta contradicción dialéctica es permanente, es constante. Un polo está contenido en el otro, pues lo viejo alguna vez fue nuevo y el destino de lo nuevo es transformarse en viejo. Desde nuestra óptica psicosocial, en los cambios hay por lo menos tres momentos de relevancia: a) la negación de aspectos sustanciales de lo viejo; b) la conservación de otro modo de algo de aquello que era lo anterior; y c) la superación dialéctica y la ulterior emergencia de lo nuevo. Tal superación es el fundamento principal, la síntesis de un orden superior y más acabado.

Proyecto - Resistencia al Cambio: El proyecto es la estrategia para la acción que permitirá la satisfacción de las necesidades. Implica, por ende, elaborar un futuro adecuado de un modo dinámico, con un estilo propio y con una concepción que contemple la propia finitud del individuo. Pero sabemos que toda situación grupal es potencialmente generadora de ansiedades, produciendo tanto desestructuraciones como reestructuraciones en sus integrantes. Si ese umbral de ansiedades se eleva bastante, suele aparecer la resistencia al cambio. Frente a la tarea del grupo surgen dos miedos básicos: 1) el miedo a la pérdida del equilibrio ya logrado; y 2) el miedo al ataque de la nueva situación, en la que el sujeto no se siente adecuadamente instrumentado. Ambas ansiedades básicas, que coexisten y cooperan entre sí, configuran -cuando su monto aumenta- la aludida resistencia al cambio.

Lo manifiesto - Lo latente: Existen dos categorías de fenómenos que los Psicólogos Sociales debemos distinguir: por un lado, la dimensión de lo manifiesto o explícito; y por el otro, el mundo de lo latente o implícito, lo subyacente u oculto. Ello toda vez que incluimos los contenidos inconscientes para comprender el acontecer grupal. Cada miembro del grupo, al hablar dice más de lo que voluntariamente quiere. Más que hablar, somos hablados. Pues, al hacerlo cada sujeto se hace portavoz -inconscientemente- de sus modelos de pensar, sentir y hacer… de sus matrices de aprendizaje. Toda vida psíquica es considerada como la interacción entre aspectos del mundo interno (grupo interno) en permanente interrelación dialéctica con el mundo exterior. Aplicando técnicas de acción idóneas podemos lograr hacer explícito un contenido oculto pues todo pozo, por profundo que sea, empieza por la superficie.

Sostenemos una Psicología Social que no pretenda transformarse en una cosmovisión de mundo inamovible, sino que pueda encontrarse con otros saberes en su condición de verdadera interciencia. La singularidad humana se construye en su realización con los otros -en la intersubjetividad- como así también en el interior de una cultura concreta. Cuando operamos en el terreno de lo grupal y sus contradicciones, la posición del coordinador psicosocial oscilará entre una ataraxia no respondiente y una cálida sensibilidad, en pos de cohesionar eso de lo heterogéneo que hallamos en el pensar, en el sentir y en el hacer de cada integrante. Una contradicción nunca va en contra de una coherencia. Desde nuestro lugar de co-pensores y agentes del cambio planificado, estamos acostumbrados a trabajar con lo opuesto, con lo distinto, con lo diferente… afortunadamente!!! Sólo los peces muertos nadan con la corriente.

RONALDO WRIGHT
www.ronaldowright.com

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